América post-Roe
El 24 de junio de 2022, la Corte Suprema de los Estados Unidos determinó dejar sin efecto un fallo de 1973 que permitió que el aborto fuera legal en ese país.
El asunto planteado es una cuestión central de cualquier sociedad que debe resolverlo desde los principios básicos de la convivencia humana. En ese sentido hay que evitar “catolicizar” el tema. O sea, sostener que su resolución se basa en consideraciones religiosas.
Esta manera de posicionarse fue justamente la del Papa Francisco que volvió a condenar el aborto –al ser consultado sobre la decisión de la Corte estadounidense en una entrevista de la agencia Reuters– señalando que, más allá de los argumentos técnicamente jurídicos, tenemos que considerar lo que la ciencia nos dice hoy: “a los treinta días de la concepción ya hay ADN y la redacción de todos los órganos”.
Esto plantea consecuentemente un interrogante ético fundamental: “¿es correcto –prosigue Francisco– acabar con una vida humana para resolver un problema?, es más, ¿es correcto contratar a un sicario para resolver un problema?".
A su vez, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos declaró que, durante casi cincuenta años, Estados Unidos ha aplicado una ley injusta que ha permitido que algunos decidan si otros pueden vivir o morir, legalizando y normalizando la eliminación de vidas humanas inocentes. Asimismo, se espera que ahora los funcionarios promulguen leyes y políticas que promuevan y protejan a los más vulnerables.
Por otro lado, los obispos estadounidenses reconocen que, durante esos largos años, millones de personas han colaborado pacíficamente para educar y persuadir a sus vecinos sobre la injusticia del aborto, para ofrecer atención y asesoramiento a las mujeres, y para trabajar en favor de alternativas al aborto, como la adopción, la acogida y las políticas públicas que apoyen verdaderamente a las familias. Y subrayan:
“Ahora es el momento de comenzar el trabajo de construir una América post-Roe. Es el momento de curar las heridas y reparar las divisiones sociales; es el momento de la reflexión razonada y del diálogo civil, y de unirse para construir una sociedad y una economía que apoye a los matrimonios y a las familias, y en la que cada mujer tenga el apoyo y los recursos que necesita para traer a su hijo a este mundo con amor”.
También un organismo de la Santa Sede, la Pontificia Academia para la Vida, se ha pronunciado sobre el asunto, indicando que el dictamen de la Corte muestra un cambio que desafía al mundo entero y reabre un debate sobre el lugar que tiene la protección de la vida en una sociedad y qué tipo de convivencia queremos.
Esto también significa asegurar una adecuada educación sexual, garantizar la salud accesible a todos y preparar medidas legislativas para proteger la familia y la maternidad, superando las desigualdades existentes. Necesitamos una asistencia sólida a las madres, a las parejas y al niño por nacer que involucre a toda la comunidad, reflexionando juntos “sobre el grave y urgente problema de la generatividad humana y las condiciones que la hacen posible; al elegir la vida, está en juego la responsabilidad por el futuro de la humanidad".
Para un abordaje más específicamente legal, recomendamos: “EE.UU.: El fallo Dobbs y la importancia del razonamiento jurídico” escrito por Guillermo Jensen, Profesor Derecho Político- Universidad del Salvador.
Ver: https://www.clarin.com/opinion/ee-uu-fallo-dobbs-importancia-razonamiento-juridico_0_jZDcJpQwh8.html
Eloy Mealla
Seminario Permanente Pedagogía Ignaciana
Vicerrectorado de Formación
Universidad del Salvador
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