Testimonio posintercambio de estudiante USAL

Pilar Hattori es estudiante de la Derecho Franco-Argentino y realizó un intercambio en Université Lumière Lyon 2 (Francia) durante el segundo semestre de 2019 señalando que:

“No puedo más que recomendar la Universidad y la ciudad de Lyon, no solo porque los costos son menos elevados que en París, sino porque es una ciudad hermosa y llena de estudiantes que van a hacer de sus estancias una experiencia inolvidable.  

Al ser estudiante de Derecho Franco-Argentino, la experiencia universitaria en Francia me ayudó mucho. No solo crecí académicamente y mejoré el idioma, sino que llegué a una ciudad a la que arriban muchos estudiantes de todo el mundo, que buscan lo mismo que una. Es por eso que volví con amigos que me van a durar para toda la vida.

La universidad que elegí fue Université Lumière Lyon 2, por profesores que conocía, que me habían dado clases. Ellos dictan muy buenos cursos, con un francés excelente y muy rápido. Son muy estructurados, y los exámenes, muy difíciles. Al principio, me inscribí en seis materias, de las cuales terminé dando cuatro exámenes (las otras dos las cursé como oyente). En las clases, los franceses fueron todos muy buenos, ayudándome con lo que necesitaba y poniéndose a disposición, teniendo muy en cuenta que me costaba seguir el ritmo de los profesores. Entre ellos son muy exigentes, luchando por obtener el mejor promedio, pero cuando se trata de estudiantes extranjeros, todos se ofrecen para ayudar, sin mostrar ese lado competitivo. Tuve que aprender a dar una disertación, una modalidad de examen francés que no conocía en profundidad. 

Lyon es una ciudad hermosa, muy bien conectada y con mucha variedad cultural. Siempre hay cosas para hacer. Con respecto al costo de vida, es una de las ciudades más importantes y costosas del país, pero si se toman recaudos, se tiene gastos de estudiante. Me hospedé en una residencia universitaria, con una ayuda económica que recibí en la USAL. Pagué un precio bajo respecto de la media en Lyon; eso sí, la habitación era pequeña y la cocina, compartida, lo cual no impidió sentirme como en casa durante los seis meses que viví allí”.