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“Economía en clave de futuro”: diálogo con el nuevo Director de la Carrera de Economía

La economía atraviesa la vida cotidiana, los medios, la política y las decisiones personales. En este contexto tan desafiante, el nuevo Director de la Licenciatura en Economía con Orientación Política y Orientación en Empresas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad del Salvador (USAL), Juan Martín Berridi, asumió con entusiasmo una misión doble: formar profesionales técnicamente sólidos y ciudadanos con mirada crítica.

Juan Martín Berridi es Licenciado en Economía de la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires. Gerente del área de Estudios Económicos de la Agencia de recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA). Consultor Externo del Banco Mundial en Educación y Salud. Revisión del gasto público en salud y educación a nivel nacional; Mendoza y Entre Ríos. Profesor Adjunto  de la Universidad del Salvador y Universidad de Buenos Aires. Materias de la rama microeconómica y de la historia del pensamiento económico.

En esta entrevista compartimos su visión, su manera de pensar la enseñanza y su apuesta por una formación que enlace teoría, ética y realidad.

En tiempos de inflación, inteligencia artificial y transformaciones sociales… ¿por dónde pasa hoy el verdadero desafío de enseñar economía?
El mayor desafío de enseñar economía hoy día es poder brindar una formación que permita comprender el contexto y la coyuntura actual, pero sin quedar atrapado en ella. Nos encontramos en una época marcada por la inmediatez, por el exceso de datos e información, con constantes shocks económicos, tecnológicos y sociales, lo que presenta el desafío de formar profesionales que no sólo reaccionen. El objetivo es más ambicioso: formar economistas capaces de comprender fenómenos estructurales, con pensamiento crítico y con conciencia ciudadana, sin perder la rigurosidad técnica. Que comprendan no sólo las relaciones sociales de producción, sino también los contextos donde se desarrollan y los condicionantes a los que se enfrentan. Por el lado de la inteligencia artificial, en la actualidad ya es posible afirmar que no es sólo una herramienta, sino también un objeto de análisis económico, ético y social, con un impacto creciente en el mundo del trabajo y de la ciudadanía en general.

¿Qué tipo de discusiones o preguntas buscás provocar en el aula?
Mi objetivo es que en las aulas se discutan preguntas tales como ¿qué modelos están detrás de las políticas económicas que vemos? ¿cómo pueden ser interpretadas a la luz de distintas escuelas del pensamiento económico? ¿quiénes se ven favorecidos y quiénes perjudicados? La económica, como ciencia social que es, cuenta con diversas escuelas del pensamiento económico, cada una con recomendaciones de políticas económicas e implicancias en la vida práctica distintas. Por eso mi anhelo es poder formar profesionales que sean capaces de entender dónde radican las diferencias, los puntos en común y los supuestos subyacentes de las distintas posturas. Creo que hoy día es urgente brindar herramientas para favorecer el diálogo y poder tender puentes de consenso en estos temas, para lo cual es necesaria una comprensión cabal y amplia de la economía.

¿Cuál es el lugar que debería tener la economía en el pensamiento universitario y en el debate público?
La economía debería ocupar un lugar central, si la entendemos como las relaciones sociales de producción que permiten explicar cómo se produce, se distribuye, se intercambia y se consume. A partir de ello, es necesaria la discusión económica en la sociedad en conjunto con otras disciplinas, que la complementan y permiten una visión de conjunto, como la filosofía, la sociología, la historia y la psicología, entre otras. En la universidad, es necesaria una formación técnica, sólida y robusta, pero con una formación con pensamiento crítico y un compromiso con la realidad. En el debate público, debe aportar evidencia, claridad en los argumentos y pluralidad de enfoques, sin encerrarse en dogmas o jergas.

En tu visión, ¿qué implica “formar economistas” hoy? ¿Solo herramientas técnicas o algo más?
Formar economistas hoy implica formar profesionales con gran capacidad analítica y de abstracción, que puedan comprender la sociedad y los elementos centrales para explicar el fenómeno económico y tomar decisiones en un contexto complejo y cambiante. Una base técnica sólida no se negocia, sino que debe ser complementada con sensibilidad por los problemas sociales, compromiso con lo público y responsabilidad ética. Necesitamos economistas que no sólo calculen, sino que comprendan al mundo y se sientan parte de él. No queremos formar tecnócratas.

¿Qué vínculo te gustaría fortalecer entre la carrera y el contexto argentino en particular?
Me gustaría que la carrera tenga una sólida base enraizada en la realidad argentina. Que los estudiantes se formen en la historia de las políticas económicas del país, en las distintas escuelas económicas que han animado el debate público. Que estén familiarizados con las estadísticas nacionales y locales y que puedan entender el rol de Argentina en el mundo, para que se formen su propia perspectiva de desarrollo y crecimiento y tengan las herramientas para actuar en el campo público y privado.

¿Cómo imaginas a un graduado de la USAL enfrentando el mercado laboral actual?
Lo imagino con una doble fortaleza: por un lado, técnicamente preparado para afrontar los desafíos del mundo laboral -ya sea en empresas, en organismos públicos o en consultoría-, con una mirada analítica y una capacidad de abstracción para pensar y resolver problemas; y por otro, con una mirada humana y reflexiva, que lo diferencie en su capacidad de adaptarse, innovar y trabajar con otros.

¿Qué papel juegan los valores y la ética en la enseñanza económica universitaria?
Un papel central. Cada modelo económico, cada política, cada indicador tiene implicancias éticas. Preguntarse quién gana y quién pierde, qué priorizamos, a qué costo, es parte esencial del pensamiento económico. La universidad tiene la responsabilidad de no formar técnicos neutros, sino profesionales conscientes. Principalmente porque detrás de un técnico neutro, lo que hay es una escuela del pensamiento económico encubierta.

Si tuvieses que derribar un mito o prejuicio sobre la economía, ¿cuál elegirías?
El mito de que la economía es una ciencia exacta, neutral, objetiva. La economía es una ciencia social. Tiene modelos, hipótesis, ideologías, elecciones. No es ajena a los valores ni a los intereses. Entender esto es fundamental para practicarla con honestidad intelectual y para comprenderla de forma más cabal.

Y finalmente, ¿qué te gustaría sembrar en esta etapa como director que perdure más allá de tu gestión?
Me gustaría dejar una carrera con más diálogo entre teoría y práctica, con mayor apertura al contexto y al pensamiento crítico. Una carrera que forme economistas técnicamente sólidos, pero sobre todo comprometidos con la sociedad. Sembrar una cultura académica donde pensar distinto no sea un problema, sino una riqueza y una posibilidad para la construcción mediante el diálogo y el consenso.

El nuevo Director de la Carrera de Licenciatura en Economía se presenta como un académico comprometido con transformar la enseñanza económica en un terreno de diálogo, pensamiento crítico y conexión con la realidad argentina. Su mirada plantea una ruptura con la visión tecnocrática tradicional, apostando por una formación integral que articule rigurosidad técnica, sensibilidad social y responsabilidad ética. A lo largo de la entrevista, demuestra una profunda vocación por formar profesionales capaces no solo de calcular, sino de comprender y transformar su entorno. El entrevistador reconoce en él una apuesta valiente y necesaria por una economía pensada desde lo humano, lo plural y lo ético—una semilla que promete dar frutos más allá de su gestión.


Por Claudio Flores, Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad.

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