Edgar Zavala: profesor en el aula y en la vida

El domingo 6 de junio, no fue un día como cualquier otro, una noticia inesperada y dolorosa lo cambió todo. Un querido amigo ya no estaba, se había ido como consecuencia del Covid-19. Edgar Zavala era un reconocido profesor de la USAL y periodista del Senado de la Nación. 

La sensación fue de incredulidad, después de desazón y de una profunda tristeza. Pensé con angustia “no lo voy a volver a ver, cuando regresemos a la normalidad, luego de todo esto”.

Revisé el mensaje de whatsapp, último mensaje que me había enviado saludándome un primero de mayo por el día del trabajador. ..el desconsuelo fue inmenso.   

Luego vinieron a mi mente una serie de recuerdos fragmentados que de a poco se fueron ordenando en la memoria y reconstruyeron parte fundamental de mi historia como docente en la Facultad.

Recordé cuando el Doctor Sinópoli, Director en ese momento de la carrera de Periodismo, por el año 2004 me llamó y designó como auxiliar de cátedra. La materia era Introducción a la Comunicación Social; el profesor, Edgar Zavala. De allí en más durante 9 años compartimos la materia, modos de enseñar y los mesas de exámenes finales. De él aprendí el amor por la docencia, pero en especial la alegría por la vida. 

No recuerdo claramente el primer día que nos reunimos, pero sí, las reuniones en la sala de profesores, las charlas y los gratos momentos que se fueron generando con Vivi, Graciela, Flor, Laura, Raúl entre otros. Los lazos de amistad que se fueron construyendo.

Del grupo, Edgar era siempre quien no pasaba de ningún modo desapercibido, con una personalidad divertida, carismática, llena de humor y chistes era quien unificaba toda la dinámica y quien se constituía como un líder. Llegaba con sus bolsas llenas de apuntes y libros, parecía siempre apurado pero su llegada cambiaba la perspectiva de todo. Nos hacía felices. Nos sacaba risas, una sonrisa en el devenir del día. 

Otras imágenes llegaron luego, sus cumpleaños, eventos organizados con todo amor y dedicación para él pero en especial para nosotros, sus amigos profesores, iba mesa por mesa conversando con todos presentándonos a cada uno…haciéndonos hablar ante los demás. Haciéndonos sentir y ser especiales en esa noche que compartíamos con él y su familia. 

La unión, la camaradería eran su principal motivación era un célebre organizador de lo que él llamaba las “pizza party” que reforzaban aún más los lazos.

Con sus frases registradas, vestido con traje y corbatas divertidas que lo distinguían y eran su impronta daba clases que los alumnos de varias generaciones jamás olvidarán.

Fue un guía, un modelo de docente que marcó mi vida personal y profesional y que me seguirá acompañando en cada clase que dé por el resto de mi vida.  

Fiorella Palmucci, Profesora y académica de la Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación social- USAL. Coeditora de Revista Asterisco-USAL