¡A ponerse la camiseta!
Al googlear la frase “ponerse la camiseta”, me encuentro con la siguiente definición: El término surge porque similar en equipos deportivos, especialmente de fútbol, el jugador que se pone la camiseta es aquel que da un esfuerzo extra, al trabajar más duro que los demás para poder ganar el partido. Esta frase es más que conocida en el ámbito deportivo, y muy frecuentemente empleada en nuestra querida Argentina, país futbolero por excelencia. Sin embargo, su uso y connotación ha trasvasado los límites de las canchas de nuestro deporte favorito para ingresar a otros ámbitos tales como las empresas y/o las instituciones educativas.
Cuando pensamos en “ponernos la camiseta”, frecuentemente nos vienen a la mente ciertos sentimientos tales como el compromiso, la lealtad, la devoción, la pasión y la alegría de pertenecer a un grupo o lugar del cual nos sentimos parte integrante y, por qué no decir, parte importante de un engranaje laboral que requiere de una sinergia y empatía especial para ponerse en marcha y “entrar a rodar”. Desde mi posición actual de docente y coordinadora del Ciclo Pedagógico Universitario USAL en Pilar, efectúo una retrospectiva a mis primeros pasos como estudiante en esta Casa y logro recordar la calidez y cordialidad con las cuales fui recibida allá por el año 1999 –cuando aún existía en Champagnat una pintoresca calle con boulevard central, y altos álamos de un color verde grisáceo, que conducía a la entrada principal del Campus “Nuestra Señora del Pilar”.
Hoy el panorama ha cambiado bastante, al igual que la densidad del tránsito; sin embargo, siento todavía la emoción de mis primeros viajes hacia la Facu cada vez que conduzco al largo de esta calle colmada/llena de recuerdos. Mis días de estudiante –aun siendo mayor de edad- me permitieron sentir esa confortabilidad y acompañamiento académico y administrativo que con el correr de los años me invitarían a permanecer en esta Institución Educativa hasta nuestros días.
Pocas veces tuve la oportunidad de experimentar tal sensación. ¿Acaso será esto lo que significa “ponerse la camiseta”? Desde el momento que ingreso al predio hasta el momento que salgo, esa sensación de pertenencia se acrecienta y hace que no me pese volver al día siguiente. Y estoy segura que no es sólo el lugar físico el que ejerce ese efecto sobre mí, y/o sobre otras personas como académicos, secretarios, profesores, personal de seguridad y maestranza, alumnos. Se trata de las relaciones humanas, del intercambio de un simple Buen día, acompañado de una sonrisa o bien de un abrazo o apretón de manos, seguidos de un Qué tenga/s un lindo día, Profe! que iluminan el inicio de nuestra jornada de trabajo aun si ese día no es tan lindo o si al menos nosotros no lo vemos así.
También se trata de los vínculos que se van entretejiendo a lo largo de los años entre todas aquellas personas que formamos parte de la Universidad del Salvador, vínculos que se van fortaleciendo con el correr de los días/con el correr del tiempo y que, aunque parezca mentira, se transforman en una amistad que nos lleva a conformar una especie de “familia” cuyo lema es el tan conocido “Ciencia a la mente y virtud al corazón” (…)
Retomo la frase inicial de “ponerse la camiseta” –literalmente tenemos camisetas, buzos y otros gifts con el logo Usal que nos identifica aquí y más allá de nuestras fronteras-, y descubro que para ser parte del engranaje que mueve una empresa o institución que imparte enseñanza es requisito primordial “usar” esa camiseta; de lo contrario, el espíritu que una institución como la nuestra se propone contagiar a sus alumnos y a sus respectivos amigos y familiares sería una mera utopía. En efecto, doy fe de ese espíritu contagioso que se transmite tanto en las clases presenciales como virtuales; tanto en las aulas como en los pasillos; tanto adentro como afuera de esta Casa; tanto durante la semana como los sábados.
(…) Hoy, en el mes del Mundial de Fútbol que se celebra en Qatar, escribo estas humildes palabras inspirada por el contexto que nos rodea, por ese entusiasmo que se da a nivel nacional e internacional en el marco de un encuentro deportivo que nos distingue como argentinos, y que nos hace famosos gracias a los goles de Messi o Maradona, entre otros. Creo que lo que no debemos olvidar es que esa pasión no se asocia directamente al éxito o al número de goles que un equipo pueda marcar; sino más bien al número de momentos de sacrificio y esfuerzo, y al conjunto de pequeños logros que, con mucho esmero y dedicación –pero con gran satisfacción-, se van acumulando gracias al trabajo colaborativo y al entendimiento del “otro”, lo cual parte de estas palabras del R.P. Ismael Quiles S.J.
El resultado fue la comprobación de lo que he llamado la “esencia originaria” del hombre como su verdadero “primer principio” en el sentido aristotélico más estricto, es decir, su esencia y elemento primero (arkhé, ousía, stoikhéion), la realidad más última de nuestro yo: el “ser-en-si”. Esta característica ontológica del yo, del último sujeto (hypokéimenon) de nuestra experiencia interior, la denominé in-sistencial por cuanto in tiene ante todo sentido de interioridad y sistencia dice no sólo “ser” o “estar” sino estar “firmemente”. (Autorretrato Filosófico, 1981, p. 39).
Y culmina con la idea de “otredad” que es la que nos lleva ¡A ponerse la camiseta!
Autora: Prof. Lic. Patricia Silvana Policastro – Coordinadora CPU Pilar y Profesora de Inglés en varias unidades académicas de la Universidad del Salvador – Doctoranda en Educación e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social.
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