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El camino de los jóvenes creyentes

Un día de Fe y Devoción Inolvidable en Luján: Entrevistas en la Peregrinación Juvenil a Luján 2023

"La gente no solamente viene a pedir, sino también a agradecer", "Ese momento fue una locura, todos éramos todos iguales", fueron algunas de las palabras que mencionaron los protagonistas.

El sábado 30 de septiembre, Rocío May, alumna de tercer año de la carrera de Periodismo de la Universidad del Salvador, llegó a la Basílica de "Nuestra Señora de Luján" con la finalidad de conversar con los peregrinos que llegaban a pie desde lugares muy lejanos para homenajear a la Virgen de Luján. La estudiante que vive en Luján ese día se acercó a la Basílica para recibir y acompañar a los peregrinos en su llegada del arduo y simbólico viaje. 

"Arribé a la célebre Basílica a las 14:30 horas, y me retiré a las 21:00 horas. De hecho, no estaba en mis planes asistir a este evento, pero de repente sentí el primordial y fuerte deseo de hacerlo. Con charlas emotivas, confesiones, risas y cánticos se realizó la bienvenida a los jóvenes viajeros de la fe. 

El día se encontraba esencialmente agradable, con un sol que brillaba y resplandecía en su máximo esplendor. Ni una nube se observaba a simple vista. Así se sentía también el palpitar de los jóvenes creyentes, brillante por naturaleza. 

Entonces, la amabilidad de los peregrinos superaba inmensamente la cortesía del día. De hecho, los peregrinos poseen una actitud fantástica. En el lugar del encuentro, específicamente localizado en la plaza de la Basílica de "Nuestra Señora de Luján", la visión fue la siguiente: jóvenes, mujeres, hombres, familias, flores y pequeños niños. El calor que irradiaba el sol se erizaba en la piel, mientras sonaba la canción del negrito Manuel". 

La alumna de la USAL, preparó e hizo tres preguntas generales a los peregrinos que llegaban al final en su camino de la fé: ¿De dónde venís?, ¿A qué hora saliste de tu casa? ¿Qué te gustaría pedir o agradecer a la Virgen?

"Le pedimos principalmente por los que no pudieron venir y por nuestras familias", "pido por mi familia" (niña joven scout, de Olivos, con la ropa perteneciente a una comunidad Scout, con un pañuelo de colores naranja y negro, múltiples insignias y un rosario adornando su cuello)

"La gente en realidad no solamente viene a pedir, sino más que nada viene a agradecer mantener un vínculo con alguien que quiere. Me pasa a mí personalmente con María la madre de Jesús. Cuando venís, no voy a mentir, te emocionas, cantas, y la gente también viene a depositar su vida como dice el lema de los hogares de Cristo", dijo y continuó: "A mí me gustaría agradecer por estar vivo, de ser pastor del pueblo de Dios, de estar sirviendo en la Villa N°20. Quiero agradecer por estar en mi pueblo y poder acompañar a los fieles". (Cura que sirve al Señor, con los ropajes de la religión, que caminaba junto a las personas acompañándolas en su viaje) 

"Le vengo a dar las gracias a la virgencita, le vengo a agradecer por la familia, por la salud, por absolutamente todo". (Señor que vive en la localidad de Gutiérrez Berazategui, con un sombrero de campo y anteojos puestos, una actitud calma ilustra su rostro)

"A la Virgen le pido mucha salud para mi padre, hermanos y hermanas, a todos mis prójimos, por los enfermos, por el Papa Francisco, por todos los diáconos y por nuestro bendito país, que la Virgen nos cuide" y añadió: "Le doy gracias por mi madre, los hermanos y los amigos, por todo lo que Dios y la Virgen me da. Por todo" (Señora de Bernal, Buenos Aires, con una flor amarilla en su mano de gran tamaño)

"Le agradecemos por todo lo que recibimos durante el año. Le pedimos por lo que nuestro entorno también necesita. Así que venimos a agradecer y a pedir" (Dos jóvenes con una amplia sonrisa indeleble, de Lomas de Zamora, tienen ropajes azules y un rosario que cuelga de sus cuellos)

"Le vengo agradecer a la Virgencita, desde el año 83 que vengo. De joven estuve muy enfermo, cuando era un muchacho. Los doctores no me daban tiempo de vida, me decían que e iba a morir. Así que le recé con todas mis fuerzas a la Virgen y acá estoy, siempre tuve ganas de vivir" (Un hombre de San Antonio de Areco, con una camisa y un sweater, de avanzada edad que acompaña a los jóvenes y posee una fiel devoción a la Virgen)

"Vine por una promesa, ya la cumplí en este momento. Quería traer a mi mamá conmigo" (Joven de ojos claros, con una brillante sonrisa y una sensación de calma) Cuando Rocío May se lo encontró, él estaba dentro de la Basílica, en la Casa de Dios, bajo la luz que dejan entrar los enormes ventanales vitral) El joven tenía consigo la foto de su madre fallecida bajo sus ropajes. Al parecer, su madre lo llevaba a peregrinar cuando era apenas un niño pequeño. Ahora que ella falleció y quiere seguir con la tradición. Quiere seguir yendo a peregrinar junto a su madre, por ello, la lleva consigo en una foto, "es la mejor compañera", remarcó.

"Le vengo a pedir por la familia, salud, trabajo, por absolutamente todo. Ambos, le pedimos cosas muy personales también y queremos agradecer que llegamos hasta acá". Señaló un joven que estaba con su hermano menor que no poseía la capacidad de hablar "el escucha, pero no habla", declaró. (Dos jóvenes de Tempenperley, localidad de Argentina, que tenían puestas sus mochilas y una personalidad calma, alegre)

Ciertamente, la última pregunta tenía un peso más emocional que las dos anteriores, que se convirtió en la más difícil de escuchar, pero la más valiosa sobre el sentimiento que ocultan los corazones de las personas. 

No obstante, no había únicamente peregrinos con entusiasmo, sino también personas con el cuerpo cansado. Es decir, había muchas personas alegres cargando mochilas y disfrutando en familia. A su vez, había peregrinos que encontraban refugio en el suelo, en las calles o en los pasillos de la Iglesia, para obtener aquel descanso merecido, luego del esfuerzo ejercido. Muchos se encontraban acostados, cuyo alivio del descanso se reflejaba en sus rostros. Dormían pacíficamente, en medio de la plaza repleta de una multitud abrasadora. Incluso dentro de la Basílica, cuando un inmenso grupo se movilizaba por los pasillos para rendirle homenaje a la Virgen de Luján, había jóvenes recostados en los suelos, con cierta gratificación, como recompensa al esfuerzo de su viaje. 

En la Plaza "Nuestra Señora de Luján", la música sonaba al son de las caminatas, de los vendedores y del brillo de las flores. Miles de personas con mochilas, desde las primeras horas del día. Puestos de santerías, puestos de comida, refrescos, flores, recuerdos o joyería. Había personas de todas las localidades, con una actitud empedernida y alegre. De frente a la Basílica, a la derecha se celebraba una Misa al aire libre, en distintas horas del día. Los creyentes entonaban sus voces al canto que se hace en comunidad. En un escenario, había un sacerdote, un acólito y un coro de monaguillos, junto a ellos y de cara al pueblo se halla la Réplica de la Virgen de Luján. 

Las personas se acercaban a esta figura, la rozaban con sus manos, la miraban con respeto, se acercaban y le regalan múltiples palabras, suplicas, agradecimientos y oraciones. El pequeño roce de una persona hacia la Virgen con sus dedos, era símbolo de un vínculo de fe de por medio.

Un puesto se levantaba cerca de la Misa, con una buena premisa, darle agua bendita a aquellos que lo requerían. El sacerdote les daba la bendición a las personas y a sus objetos más preciados.  El Hisopo se agita con fuerza, frente a las personas que buscan la cercanía con Dios. A su vez, no solo alzaban sus miradas, sino también sus objetos de valor. Entre ellos, sobres de tela, rosarios y un bastón.

Un globo de la Virgen de Luján se hallaba en el cielo, revelando el propósito del encuentro. Agrupaciones sociales y peticiones de índole político también asistieron al encuentro. Para iniciar, pequeños pañuelos en el cielo con el Símbolo de los Pañuelos de Abuelas de Plaza de Mayo. Enormes carteles hacían presencia en las paredes y en las calles frente a la iglesia. "No a la venta de órganos y niños, cuidemos la vida", "Organicemos la esperanza con justicia social", "Organicemos la esperanza con la Iglesia y el Papa", eran las palabras escritas en los pequeños rincones de la plaza. Agrupaciones y movimientos sociales también asistieron a la celebración, como la CGT (La Juventud Sindical). 

Mientras que parroquias, capillas y comunidades de la fe hicieron su presencia. Por ejemplo:  Capilla "San José" de Florencio Varela, Parroquia "San Pantaleón"; Parroquia "Cura Brochero". 

Para finalizar, pequeñas capillas, parroquias, jóvenes, comunidades, familias, agrupaciones políticas y scouts, asistieron al encuentro, sin colores, sin prejuicios, sin descontento. 

Quizás este elemento, es considerablemente primordial y valioso a resaltar. Miles de fieles asistieron de distintos lugares y zonas del país. Cada uno portaba su historia, sus símbolos y su pasado consigo. Cada uno tenía su propia bandera, colores, comunidades, clases sociales e identidades. No obstante, en aquel día sábado 10 de octubre, aquellas diferencias generacionales, aquellas diferencias geográficas, políticas o institucionales, se esfumaron como cenizas frente a la luz compartida irradiada por los fieles y su devoción en el proclamado día. 

"Ese momento fue una locura, todos éramos todos iguales, parte de una misma comunidad. No importaba de donde venís, todos eran buenas personas y con una actitud entusiasta y prometedora. No existían las diferencias o las clases sociales, fue muy loco" (Relato de un joven que vendía bocadillos y chipa en las calles de la localidad lujanense, en las cercanías de la Basílica)

En efecto, en este pequeño pueblo o localidad de la Argentina, las diferencias resultaron de carácter irrelevante, frente a un sentimiento compartido en una celebración flameante. 

 

Relato y fotografías: Rocío May, estudiante de Periodismo de la USAL en el marco de las prácticas educativas de capacitación.
 

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