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El recuerdo de Martha Pelufo

Martha Pelufo fue una de las grandes artistas plásticas de nuestro país. En el Museo Escenográfico “Botica del Ángel” se encuentra una de sus obras en homenaje a Eduardo Bergara Leumann (foto), que da inicio al sector del reconocimiento al Instituto Di Tella donde se recuerda a otros grandes artistas que se formaron en dicho Instituto.

Pelufo nace en Buenos Aires en 1931 y comenzó su educación artística en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Su primera exposición la realizó en la galería Antú, en 1952, y ya en 1955 es convocada por el pintor Carmelo Arden Quin y el crítico Aldo Pellegrini para unirse a la Asociación Arte Nuevo. Fruto de esta decisión es su participación en el Primer Salón Arte Nuevo junto a sesenta artistas de tendencia no figurativa.

Desde 1956, sus obras son pioneras de la técnica del “tachismo” relacionada con el informalismo no geométrico. En 1957 forma parte de la exposición “7 pintores abstractos” y, en esa misma década, se integra al grupo de la revista “Boa” dirigida por Julio Llinás, quien luego se convertirá en su esposo.

En los ‘60, su obra se alejará de la abstracción para acercarse a la figuración con tendencias surrealistas. Ya a fines de esa década realiza sus primeras exposiciones de autorretratos y, a partir de los ‘70, su producción se centrará en la representación de su propio cuerpo. En esos años, pasa estadías en Venezuela, Colombia y Nueva York. En 1979 muere a los 48 años, producto de una enfermedad terminal; y en 2007 se realizó una muestra homenaje en el Centro Cultural Recoleta.

Luis Felipe Noé, colega y amigo de Peluffo, escribió sus recuerdos de la artista en 1958: “Martha Peluffo (simplemente Martha en mi memoria) había pasado a mi lado sin saludarme porque nos desconocíamos – mejor dicho, ella me desconocía a mí – pero yo la admiraba no sólo por su belleza sino porque, apenas un poco mayor que yo, ya estaba definiendo con sus obras nuevas aproximaciones metodológicas en el hecho de pintar, lo que, en consecuencia, significaba una nueva forma de proponer imágenes. Los testimonios de sus contemporáneos son reflejo de la personalidad avasallante de Martha Peluffo, quién a fines de los años 50, cuando aún no había cumplido los treinta años, ya era una figura descollante en el mundo artístico de Buenos Aires”.


 

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