"Desde el Corazón de la Pasantía: Un viaje de Aprendizaje y Autoconocimiento" en la Secretaría de Prensa de la USAL
Este año, en el marco de una nueva actividad, la Secretaría de Prensa sumó alumnos de la Universidad para que realicen sus Prácticas Educativas de Capacitación no rentadas. La Secretaría en conjunto con la Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social comenzaron con la búsqueda. El Secretario, Claudio Hontakly mantuvo reuniones con la Secretaria Académica de la Facultad, Érica Walter, quien hizo llegar el contacto de los estudiantes con los cuales comenzamos a trabajar. La primera experiencia tuvo un resultado exitoso y los estudiantes contaron con buena predisposición y profesionalismo. Es por esto que la Secretaría de Prensa continuará sumando alumnos de la diferentes Unidades Académicas para que puedan sumar experiencia en sus Prácticas Educativas de Capacitación no rentadas.
En el marco de esta actividad habrán podido leer las diferentes notas que escribieron nuestros pasantes a lo largo de las publicaciones de "Noticias USAL”. En esta oportunidad presentamos el testimonio de Rocío May, estudiante de tercer año en la Licenciatura en Periodismo, y pasante en el equipo de Prensa de la USAL:
Afrontar este camino fue un desafío cargado de incertidumbre y vulnerabilidad. Es distinto compartir las palabras de otras personas, que exponer el alma, un desafío que me impulsa a crecer.
Esta pasantía ha sido un viaje emocionante. Todo comenzó con la inesperada llamada de Mariana Bonelli, marcando mi selección para la pasantía en el equipo de Prensa de la USAL. Este inicio fue el umbral hacia un mundo desconocido lleno de aprendizajes: trabajo en equipo, responsabilidad, y plazos periodísticos, complementados con el enriquecedor encuentro con personas excepcionales y sus experiencias.
Realmente no me esperaba en un principio ser llamada para esta oportunidad. Recuerdo que envié mi Currículum Vitae, pero jamás imaginé este resultado. Todo cambió de un momento a otro. Incluso me alarmé porque me estaba llamando un “número desconocido”. Era Mariana Bonelli para presentarse e informarme que había sido admitida en el Equipo de Prensa. Fue entonces, cuando se abrió un mundo de posibilidades, que se podía sentir al alcance de la mano, tan cerca y tan lejos. Era una sensación mágica, un pequeño gesto de sonrisa y esperanza de la vida. Caras nuevas, nombres nuevos, trabajos, responsabilidades y desafíos nuevos. Fue conocer la Universidad que creía conocer, desde un ángulo diferente. Y había un solo objetivo: escribir.
Puede que quizás parezca insignificante, pero la naturaleza que se halla dentro de la palabra “escribir”, no debe ser menospreciada. Es decir, ¿qué hay detrás de la palabra contar? ¿Qué significa realmente escribir o contar una historia? ¿Cómo podemos contarla? ¿Quién es uno para hacerse parte de una historia ajena y convertirla en palabras? ¿Cómo dimensionar la realidad de las personas en unas pocas letras y renglones?
Empecé a escribir cuando era chiquita, en ese entonces me apasionaba, era un sinónimo de jugar y divertirme. Solía robarle las hojas blancas a mi papá (que eran caras y para la impresora). Solía escribir cuentos e historias fantásticas o cualquier cosa que se me viniera a la cabeza. Así escribí de chiquita libros, con más de cien hojas y un sin fin de faltas de ortografía. Sorpresivamente las hojas en la impresora disminuían y había una sola posible culpable. Después, escribir se volvió en un método de supervivencia, una especie de arte, en una forma de supervivencia, un mecanismo para sobrevivir a la adolescencia. Ahora mismo, debo tener miles de “notas” escritas sobre cómo me siento, intentando que sean lo menos poéticas o metafóricas posibles.
Pero, ¿qué es contar? No sé, no tengo la respuesta. Solo sé que añoro las veces que mi papá me contaba cuentos e historias de niña, antes de irme a dormir. Aspiro a contar las historias algún día tan bien como lo hizo él. También sé, que cada vez que salía de ver una película, o de ir al cine… le contaba cada detalle de la película a mi papá, de principio a fin. (aunque él la había visto conmigo).
No sé qué es contar o que simboliza realmente, solo sé que es primordial hacerse estas preguntas, aunque parezcan fáciles y sencillas. Pero de lo único que no dudo y que atesoro esencialmente, es de mi paso en la Pasantía en la Secretaría de Prensa de la Universidad.
Esta fue la luz que necesitaba, para entender que éste es el camino correcto. Durante estas prácticas, más de una vez me sentí extraordinaria, podía hacerlo todo, porque había elegido bien la carrera. La pasantía fue la puerta de entrada a un mundo nuevo, al rincón de posibilidades que desconocía que existían y a conocer a personas increíbles, con historias que lo son aún más.
Recuerdo mi primera nota, fue al Dr. Moty Benyakar, un pacifista empredernido que derribó mitos y fronteras en el ámbito de la psicología y la academia. El hombre cuya pasión y amor por la enseñanza y el saber, lo llevó frente a las trincheras. Quien es un verdadero ejemplo de resiliencia, de aventura y de fortaleza. De quien, jamás creí tendría el orgullo y el honor de escribir sobre él.
Desgrabar y escribir esa entrevista realizada por Mariana Bonelli y Claudio Hontakly fue una lección en sí misma, mostrándome el arte de la interrogación periodística. Mi aspiración era ser eficiente y sobresaliente, pero me encontré luchando contra mis propios miedos y autocríticas, a menudo cayendo en la trampa de pensamientos negativos ante el menor error.
Esta lucha interna por momentos me afectó en algunos desempeños. Agradezco profundamente a Mariana Bonelli por su liderazgo y guía, siendo un faro para nosotros, los aprendices del periodismo. Debo agradecerle profundamente por su maravillosa capacidad de llevar adelante un equipo de periodistas principiantes. Siempre se me venía a la cabeza la imagen de un grupo de niños que aprenden a hacer una tarea y ella como la gran maestra, en fin destaco primordialmente su rol en esta pasantía porque para mí es una persona muy buena y comprensiva, con grandes habilidades de enseñanza y una gran experiencia.
El proceso de escritura siempre fue fascinante, gracias a las enseñanzas de los profesores de la USAL que considero mentores a la hora de escribir una noticia, como María Eugenia Capello y Mariana Barreiro, y otras figuras clave como Fiorella Palmucci, Faustina de Gennaro y Mariano Fresco. Cada uno aportó valiosas lecciones sobre la objetividad, el compromiso con la fuente, escribir con rigurosidad y pasión y cautivar el interés del lector.
Finalmente, Mariana Bonelli me introdujo en el corazón del periodismo: en el funcionamiento de una redacción, la importancia de los plazos y la rigurosidad en el trabajo. Estas palabras pueden sonar, para algunos como sinónimo de obligación, o como un arduo trabajo. Pero a partir de este momento, para mí significan la adrenalina, la aventura y la naturaleza misma del periodismo. La luz del aprendizaje y los desafíos que hacen que valga la pena vivir.
La USAL se convirtió en un segundo hogar, un lugar que amo profundamente, desde su Comunidad hasta cada detalle dentro del Campus “Nuestra Señora del Pilar” donde curso la carrera. Estoy agradecida con todos los que han leído mis notas y han compartido este camino conmigo. Este es solo el comienzo de una emocionante carrera en el periodismo, y estoy entusiasmada por lo que el futuro depara, por las nuevas aventuras. Siempre llevaré en el corazón la experiencia en la Secretaría de Prensa de la Universidad, y la insigna de la USAL.
Por Rocío May, estudiante de Periodismo de la USAL en el marco de las prácticas educativas de capacitación
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