Preservar y conservar: reorganización de colecciones con principios de conservación
El propósito de la conservación de libros y colecciones es garantizar el acceso a la información en ellos contenida y asegurar al máximo su permanencia y durabilidad. Resguardar las encuadernaciones surge, entonces, como un requisito fundamental para alcanzar este fin.
Los daños y deterioros de las encuadernaciones se asocian a las propiedades de su materialidad: ya sea por la naturaleza orgánica, por la compatibilidad de los elementos que la conforman o porque las características constructivas dificultan su manipulación. Estas alteraciones se aceleran cuando los ejemplares se encuentran expuestos a un almacenamiento o manipulación inadecuados o frente a situaciones fortuitas, como un desastre natural o una emergencia
La Biblioteca Histórica de la Universidad del Salvador realiza, desde hace años, un trabajo de organización con criterios de conservación. El principio de reorganización de la Biblioteca Histórica tiene como fin reducir las alteraciones producidas por la interacción entre materiales y formatos de encuadernaciones disímiles o no compatibles. Por ejemplo, un libro de cuero con un deterioro intrínseco avanzado en contacto con uno de tela en buen estado de conservación puede acelerar su envejecimiento natural. A su vez, es posible que componentes rígidos provoquen abrasión a otros más delicados o que los tintes migren su color o que ejemplares de gran tamaño, ubicados junto a otros de pequeño formato, generen deformaciones y tensión en sus estructuras. De esta manera, la disposición de los ejemplares se define a partir de las características físicas externas de las encuadernaciones: el revestimiento y las dimensiones.
Por ejemplo, los ejemplares cuya materialidad presenta mayor tendencia al deterioro se ubican en los estantes inferiores. A su vez, dentro de cada agrupación las unidades se disponen según su tamaño, de mayor a menor altura.
Los libros de altura mayor a 30 cm., con deformaciones acentuadas o con hojas sueltas, se acomodan recostados en la estantería o en un mueble planero. Los ejemplares de pocas páginas (ancho de lomo menor a 1 cm.) se colocan en revisteros.
La organización física de los ítems se encuentra reflejada en el catálogo ya que la signatura topográfica se define por el nombre del fondo o colección, seguido por el número de estantería, el número de estante, las iniciales del material de cubierta y el número de orden del ítem.
Para conocer más sobre esta temática, invitamos a leer el artículo “Reorganización de colecciones con principios de conservación”, publicado en la Revista Huellas en Papel Nº12, disponible en:
https://p3.usal.edu.ar/ind.../huellas/article/view/4654/5937
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