Proyecto de Investigación: Sinodalidad y fraternidad para una Pastoral Universitaria
El Papa Francisco ha convocado para el trienio 2021-2023 el desarrollo de un Sínodo Universal que tendrá por título: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. El documento preparatorio al sínodo sintetiza la importancia de esta reflexión: “la sinodalidad nos remite a la esencia misma de la Iglesia, a su realidad constitutiva, y se orienta a la evangelización. Es un modo de ser eclesial y una profecía para el mundo de hoy” . Por otra parte, en consonancia con este sínodo vaticano, muchas diócesis y regiones del mundo han también comenzado en los últimos años procesos sinodales propios (en contexto latinoamericano vale mencionar el Sínodo para la Amazonía (2019), la Asamblea Eclesial Latinoamericana (2021-2022) y en Argentina los diferentes procesos sinodales diocesanos (ej. Arquidiócesis de Buenos Aires 2017-2022).
Si bien la sinodalidad es uno de los temas más importantes de la reflexión eclesial actual, como categoría eclesial y teológica, ha estado presente a lo largo de la tradición cristiana, pero es sobre todo desde el Concilio Vaticano II que se ha retomado y renovado con fuerza. Etimológicamente, “sínodo” (del griego “syn-odos”) significa “caminar juntos”, hacer el camino juntos como Pueblo de Dios. Ya los primeros cristianos fueron llamados “los del camino” por las palabras de Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la Vida” (Jn 14, 6).
La sinodalidad como categoría invita a pensar y repensar estructuras eclesiales: renovar las que no se orienten a la conversión pastoral, como invitaba el “Documento de Aparecida” de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y el Caribe, y la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” del Papa Francisco, pero también a renovar o crear nuevas que permitan construir el diálogo y la paz social, como sostiene también el papa en la Carta Encíclica “Fratelli Tutti”.
Desde este último punto, nos parece aquí oportuno, reparar en la relación entre sinodalidad y fraternidad (Fratelli Tutti): ¿cómo realizar este “caminar juntos” propuesto por la sinodalidad? ¿Es posible emprender caminos comunitarios de discernimiento compartido? ¿Cómo lograrlo cuando, por el contrario, en las sociedades y comunidades contemporáneas no siempre hay paz, ni consensos? ¿Cómo hablar de acuerdos cuando también se constata la violencia en múltiples formas?
El documento “La sinodalidad en la vida de la Iglesia” de la Comisión Teológica Internacional propone en este sentido conceptos interrelacionados que pueden servirnos como orientadores: la escucha, el discernimiento y el diálogo.
Desde nuestra investigación precedente, relectura de la “Carta de Principios” a la luz del Magisterio del Papa Francisco” podemos vislumbrar cómo la Compañía de Jesús se configuró desde sus inicios como un intento de repensar la evangelización en la naciente modernidad que tenía ideas adversas y hasta contrarias a la fe. El jesuitismo no buscaba la confrontación, al contrario, buscaba por medio del desarrollo científico y tecnológico, pero también por el teológico, filosófico, político y social, entablar un diálogo fructífero con las nuevas corrientes de pensamiento modernas.
En la “Carta de Principios” de la Universidad del Salvador, Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, constataba que este conflicto se daba dentro de la misma convivencia universitaria. El crecimiento natural, querido y sostenido por la Universidad, abrió de suyo las puertas para formar a nuevas y más generaciones que pueden no estar alineados con fundamentos evangélicos. ¿Cómo hacer de la Universidad un espacio que reafirme sus convicciones y que, aún más y a la vez, se proponga esencialmente, evangelizar desde ellas a un estudiantado y una sociedad que quizás no comparta esos valores, que los confronte e, inclusive, los niegue? En la relectura a 20 años de “Historia y Cambio”, Bergoglio recuerda que la Universidad es, justamente, universal (“universitas”). Está llamada a ser un espacio propicio de encuentro y de diálogo, cuánto más si es de inspiración jesuítica.
Inspirados en esta propuesta, nos propusimos entonces tomar el impulso del Papa y asumir el desafío de aplicar la sinodalidad al ámbito universitario. Luego de trabajar durante dos años en la relectura de la “Carta de Principios”, legado que supo dejar el cardenal Bergoglio a la USAL, consideramos oportuno continuar dicha labor haciendo uso del camino sinodal.
Para llevar adelante el nuevo proyecto conformamos un equipo con diversos docentes y colaboradores del Vicerrectorado de Formación (VRF) y de otras áreas de la Universidad. En cuanto a lo metodológico optamos por el estudio cualitativo de campo, recolectando experiencias concretas, personales y comunitarias, para su posterior interpretación y reflexión.
Como objetivo general nos propusimos analizar las categorías sinodalidad y fraternidad desde textos relevantes del magisterio pontificio de Francisco a fin de lograr aportes que puedan vincularse con la coyuntura actual universitaria.
Los pasos a seguir para alcanzar dicho objetivo serán: categorizar la terminología presente en las Cartas de Principios y en el Magisterio de la Iglesia y del Papa Francisco en orden a la sinodalidad y la fraternidad; identificar posibles espacios de aplicación de la sinodalidad y la fraternidad en la USAL y relacionar el estudio del caso particular de la Universidad con las categorías magisteriales obtenidas previamente.
Prof. Sabrina Marino, Vicerrectorado de Formación de la USAL
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