A 150 años de la publicación de “Martín Fierro”
El 17 de junio la Facultad de Filosofía, Letras y Estudios Orientales organizó una Jornada Conmemorativa a 150 años de la publicación de “Martín Fierro”.
La misma tuvo lugar en el auditorio de la Facultad de Ingeniería y contó con la presencia de alumnos, docentes e investigadores de distintas Unidades Académicas.
La apertura del encuentro estuvo a cargo del Decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Estudios Orientales, Bernardo Nante, quien agradeció a los organizadores y a las autoridades por la realización del acto. Además, realizó un análisis de distintos fragmentos del libro y sobre la vida de José Hernández, su autor.
Durante toda la Jornada se presentaron diferentes ponencias de destacados profesionales de la temática. Entre los disertantes estuvieron:
- Alicia Sisca: “Martín Fierro a la luz de la antropología filosófica In-Sistencial”.
- Ángel Núñez: “El Martín Fierro, qué nos dice, cómo nos cuestiona”.
- Daniel Antoniotti: “El guacho Martín Fierro: una relectura provocativa de la obra cumbre del género gauchesco”.
- María Laura Pérez Gras: “Secuelas del Martín Fierro: la otra ida (de Martín Kohan) y la otra vuelta (de G. Cabezón Cámara)”.
Por último, se realizaron dos encuentros artísticos-musicales a cargo de Mariano Carou y Marcos Montes, titulados “Rumiando textos: derivas del Martín Fierro” y “Un mundo guardado (canciones y poemas de Atahualpa Yupanqui)”.
En conmemoración del 150º Aniversario, Alicia Sisca, Profesora Emérita de nuestra Universidad, escribió un texto homenaje a Martín Fierro:
“En diciembre de 1872 José Hernández publicó un poema titulado El gaucho Martín Fierro. La edición la realizó la Imprenta La Pampa, calle Victoria 79 de la ciudad de Buenos Aires. El texto, según está consignado en la portada, estaba seguido de “una interesante memoria sobre El camino trasandino”. La publicación tenía características de modesto folleto en papel rudimentario claramente dirigido a la gente del pueblo.
Este poema se completa con una segunda parte, La vuelta de Martín Fierro, publicada siete años después por la Librería del Plata, calle Tacuarí 17, también de la ciudad de Buenos Aires. El autor esta vez se dirige a los iletrados y también a los letrados. El texto está adornado con diez láminas.
Si bien están escritas con siete años de distancia y la “Ida” tiene carácter eminentemente de denuncia mientras que la “Vuelta” (que marca no sólo el regreso de Fierro a la ciudad sino a su interior pleno de valores cristianos incorporados ancestralmente) es más pedagógica se enlazan con la coherencia y cohesión propias de José Hernández. Ambas partes se reúnen posteriormente en un volumen al que se denomina directamente Martín Fierro.
El tema de las Primeras Jornadas Nacionales de Literatura Argentina organizadas en 2006 por la Escuela de Letras de la Universidad del Salvador estaba referido a los sustratos de nuestra identidad cultural y a la memoria histórica que debe hacerlos siempre actuales y vigentes. Hoy sigo considerando que para preservar la memoria histórica de nuestra identidad cultural resulta muy valioso el aporte de la Literatura. En efecto, las obras literarias se concretan en un marco histórico-político, religioso, económico y de cultura general que corresponde a los rasgos distintivos de una idiosincrasia única y original. Parten del soporte real que, elevado al plano artístico, va configurando un país ideal; esto constituye una especie de arquetipo del ser nacional: es el ethos. Y el verdadero poeta le pone voz a ese ethos cultural común porque sabe interpretar al pueblo al que pertenece y asume la existencia de los otros (es yo-nosotros). Nuestro ethos cultural mestizo se constituyó rico y vital desde el principio porque admitió la confrontación, el cambio, lo distinto y también el entrecruzamiento de lo popular y lo ilustrado. Un ejemplo pertinente es el Martín Fierro.
En el Martín Fierro José Hernández se adueña de la esencia del hombre argentino en la que encuentra la esencia del hombre cristiano y descubre al gaucho como arquetipo y ser representativo de todo un estamento social en el que se encuentran las bases de nuestro ethos cultural mestizo. Entrar en contacto con este poema es asomarse al destino del ser humano, porque presenta una experiencia de fracaso, con un cantor que la anuncia y un auditorio inmenso que está en la misma situación, y los pasos que cualquier hombre, que tiene dignidad y principios, sigue invariablemente ante la injusticia: primero surge con ardor la subsistencia -aguanta, se rebela y finalmente huye- pero luego brota de su interior, con fuerza, la trascendencia. Entonces se redime y responde a sus valores espirituales, en este caso los valores evangélicos que conoce ancestralmente y le dan sentido a su vida.
Éste es el motivo por el cual José Hernández con el Martín Fierro creó una obra original y clásica. Fundamento esta convicción en algunas características propias y destacables de nuestro escritor: el dominio de la lengua del gaucho, la seguridad de su voz de poeta payador, el ritmo y la cadencia de sus versos, el tema regional tratado con carácter universal y sobre todo el mensaje que trasciende la conjunción espacio temporal debido a la fuerza que le dan los valores cristianos en el que está sustentado y constituyen parte del ser cultural argentino.
Martín Fierro no es una epopeya, pero sí la obra literaria argentina con mayor cantidad de elementos que tienen sustento en nuestra auténtica tradición cristiana. Creer que la familia es la célula de la sociedad, que la amistad es un don, que defender la justicia es un deber y que Dios es el principio ordenador de la Naturaleza y del hombre son los valores que conformaron nuestro ethos cultural. Por eso el mensaje de amor a Dios y a sus compatriotas que deja José Hernández en el Martín Fierro sigue vigente desde hace 150 años y hoy, con toda la voz y la seguridad del cantor, continúa interpelándonos esperanzadamente:
Y si canto de este modo
Por encontrarlo oportuno-
No es para mal de ninguno
Sino para bien de todos. (Vuelta, 33, 4891-4)
Que este sesquicentenario de El gaucho Martín Fierro no sea sólo motivo de evocación y puesta al día sino también que sea favorable para plantear perspectivas de futuro con mejores horizontes.
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