La estética de la complacencia
"El espejo ha sido siempre una trampa dilecta de Occidente, desde las aguas reflejas de Narciso hasta esta imagen que somos en un conejo de acero. Tal vez nuestras metamorfosis no hayan cambiado tanto y ahí sigamos, acariciando nuestra imagen en la pantalla, viejos cazadores cansados cayendo dentro de ese espejo que nos fascina, negados a la perspectiva, anulando las distancias, insistiendo en ser matados por nuestra mirada frontal", explica Mariana Chendo ( Directora de la Licenciatura en Ciencia de la Educación, Universidad del Salvador)
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