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La formación de musicoterapeutas. Entrevista a Lara De Rosa

Lara De Rosa es alumna 4°año de la carrera de Musicoterapia de la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador (USAL). En una conversación con la Secretaría de Prensa nos contó que eligió estudiar Musicoterapia en 2020, cuando estaba cursando el primer año de una carrera artística en otra universidad y, si bien le gustaban las materias, no estaba muy segura de querer ejercer esa profesión. “En un momento miré un documental científico sobre el primer año de vida en el que analizaban la relación de los bebés con la música y me apasionó pensar en estudiar una carrera que me permitiera investigar científicamente el vínculo entre la música y el cerebro. Ya conocía la Musicoterapia y después de ese documental me decidí”.

Lara optó por estudiar la carrera en la USAL debido a su larga trayectoria en la formación de musicoterapeutas. “Fue la primera Universidad Argentina en brindar la carrera y todos los profesionales con los que hablé antes de anotarme son graduados de esta Casa de Estudios”.

“Antes de inscribirme en la carrera, hablé con musicoterapeutas que trabajaban en Salud Mental que me dijeron que la disciplina consistía en “aliviar el padecimiento de las personas”. Pero yo estaba segura de que quería ser una “científica musical” y enfocarme en hacer investigaciones neuromusicales, y eso no me atraía.
Ahora, cuatro años después, no podría estar más alejada de esa postura. Disfruté sobre todo las materias de Salud Mental y estoy bastante segura que quiero dedicarme a esa área del ejercicio profesional. La formación de Musicoterapia de la USAL tiene una base teórica psicoanalítica impresionante que me apasionó desde la primera clase y elijo como posición ética”.


Siente que estudiar Musicoterapia la cambió rotundamente como persona ya que le brindó una concepción novedosa de la música, la salud y la salud mental. Señaló que cuando comenzó la carrera había realizado varios años de Formación Teórica Musical y su visión de la música era bastante rígida y sobre todo atravesada por lo mental. “A medida que fui cursando el primer año empecé a desconstruir esa visión. En la carrera veía otra música, Una música donde la belleza pasaba por la implicación del sujeto en el acto creativo y no por la ejecución perfecta del instrumento. Una música atravesada por el sentir y por los efectos que eso podía tener en el cuerpo. Esta nueva perspectiva me permitió soltar un poco la exigencia a la hora de cantar, de tocar instrumentos y de encontrarme con otros para hacer música. Y, análogamente, hizo que cambiara mi manera de pensar en la vida cotidiana y de vincularme con las personas a mi alrededor”.

El mayor desafío que tuvo que afrontar para llegar a donde se encuentra, que es la finalización de la carrera, fue la primera salida a la clínica con las prácticas profesionales que se hacen en 3er. año. “Era el momento de vivir en carne propia todo lo que habíamos estudiando. Hay algo de la Clínica que no se puede poner en palabras, que se trata de una vivencia que atraviesa el cuerpo. Veníamos hablando desde el primer año de cursada de sostener una posición de objeto frente a los pacientes (la ética psicoanalítica), pero nadie se imaginaba lo fuerte que iba a ser vivirlo.

La primera vez que me puse en ese lugar quedé muy angustiada y, por suerte, lo pude trabajar con la profesora de la materia de “Clínica Práctica” que me contuvo y, además, nos acompañó con mucha responsabilidad durante todo el año”.

Sobre cómo se siente  preparada para el mundo laboral remarcó que para ella el mundo laboral trae aparejadas muchas cuestiones que exceden a la Facultad. “Es algo que se debe atravesar y creo que pasa en todas las carreras Universitarias. Me refiero a ansiedades que surgen ante emprender algo nuevo, ingresar en una Institución con sus lógicas y sus problemáticas, emociones que aparecen, incertidumbre, etc. En ese sentido, creo que los profesores de la Facultad nos brindaron las herramientas necesarias para atravesar eso de la mejor manera posible. Nos prepararon para encontrarnos con esas sensaciones y poder sortearlas, pero a partir de ahora el trabajo es nuestro”.

Lara De Rosa de los años como estudiante de la USAL principalmente se lleva “un grupo de amigas increíbles con quienes compartir la profesión. Personas sensibles y responsables que serán profesionales de muchísima calidad humana”. También se lleva una formación profesional transformadora en la que la acompañaron profesores de gran trayectoria que para ella “sin dudas, se vuelven referentes para mi futuro ejercicio profesional”.

A los aspirantes que se encuentran indecisos en estudiar Musicoterapia les recomienda que, en primer lugar, investiguen sobre el ejercicio profesional. “Hay cada vez más libros, escritos, charlas y videos de musicoterapeutas de Argentina y de otros países del mundo.

Por otro lado, les diría que se contacten con los profesionales que tengan a su alcance. No tengo dudas que cualquier musicoterapeuta va a abrir su escucha con mucha entrega.

Realmente la comunidad musicoterapéutica es un grupo humano muy cálido: a mí me enorgullece mucho haber elegido esta disciplina que se acerca con ternura a lugares que la sociedad deja de lado”.

Para finalizar, le solicitamos qué mensaje, en base a su experiencia como alumna, le dejaría a los estudiantes de la Universidad: “Aprovechen su paso por la Facultad para nutrirse como personas y formar un juicio crítico, que le saquen el jugo a las clases y al acompañamiento de los docentes calificados.

Además, que busquen a las personas destacadas en su Carrera, porque el sostén que da formar lindos vínculos es esencial para atravesar una carrera universitaria y no morir en el intento. Y, por último, confíen en la experiencia que van a ir ganando a medida que avancen en la carrera y puedan disfrutarla. Eso me parece lo más importante, poder disfrutar esta etapa”. 



Por Mgtr. Mariana Bonelli, Secretaría de Prensa de la USAL.

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