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El Venerable Enrique Shaw y las virtudes heroicas

Según información de Vatican News el día 24 de abril el Papa Francisco autorizó a promulgar los decretos relativos a 12 nuevos Beatos y a 5 Venerables Siervos de Dios. Es un hecho que nos toca de cerca a los argentinos, ya que uno de los Venerables es Enrique Shaw, quien naciera en París (Francia) el 26 de febrero de 1921 y falleciera en Buenos Aires (Argentina) el 27 de agosto de 1962.  

Fiel laico y padre de familia, de formación marino y luego empresario durante la mayor parte de su vida, con el reconocimiento de las virtudes heroicas el Venerable Enrique Shaw se encamina hacia el honor de los altares, y esto es un motivo de gran alegría y esperanza para los fieles cristianos. De una manera concreta y testimoniada por su vida, tan cercana en el tiempo, su ejemplo nos transmite un modelo de vida cristiana posible, ya que por sus elecciones conscientes y su aporte a la sociedad en general, ha merecido un reconocimiento real en la Iglesia.

Cuando hablamos de virtud, los diccionarios teológicos nos refieren a la aptitud y disposición para realizar acciones adecuadas al carácter peculiar del ser humano. Cabe aclarar que no se trata de actos innatos, espontáneos, sino de hábitos buenos que se adquieren y se conservan y que suponen algún renunciamiento o sacrificio, o capacidad de espera.

Hay virtudes del entendimiento y de la voluntad, del orden natural y del orden sobrenatural. Las del entendimiento son, en el orden natural,  la inteligencia, la ciencia, la sabiduría y en el orden sobrenatural la fe. Las de la voluntad son, en el orden natural, la prudencia, el arte o habilidad creativa, y en el orden sobrenatural las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Las virtudes teologales son la fe, la esperanza y la caridad.

Las virtudes suponen la asunción consciente del perfeccionamiento personal, y cuando este fin, que en verdad corresponde a toda la sociedad y a todo proyecto de vida cristiana (que debe ser de una ética de máxima, además) se verifica y reconoce de esta manera en el Venerable Enrique Shaw,  laico argentino tan próximo a nuestros días, no podemos menos que celebrarlo y renovar nuestro compromiso de imitar los buenos ejemplos que el presente trae a nuestra realidad cotidiana, recordándonos que el tiempo que vivimos es parte de otro tiempo de un orden mayor.


Por Lic. María Victoria Scarpatti, docente USAL
 

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