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Dar un paso

Muchas expresiones, símbolos, y hasta instituciones, con el paso del tiempo se van desgastando, desaparecen o se produce en ellas un proceso de resignificación, cambiando o perdiendo su sentido original. Vienen a significar otra cosa. Algo así ocurre con el saludo de Felices Pascuas que en estos días muchos hemos intercambiado, empezando por su uso en plural que aumenta la confusión, si bien se la puede entender como una licencia idiomática semejante a cuando decimos “buenas tardes”, o “buenos días”. A estos modismos, los gramáticos los llaman “plurales inherentes” pues si bien son morfológicamente términos plurales indican un solo objeto singular.

Por otra parte, el uso cristiano de “pascua” (del hebreo, pésaj, paso, salto), es, en cierto modo, un caso de resignificación. La Pascua originariamente alude a la conmemoración del cruce del Mar Rojo por parte del pueblo judío huyendo de los egipcios que implicó el “paso” de la esclavitud a la libertad y el inicio de un “éxodo” hasta su liberación definitiva. Más allá del examen crítico de sus aspectos históricos concretos por parte de la exégesis moderna, esta primera Pascua se constituye en un poderoso y central mensaje de la fe abrahámica que es asumido y trascendido –transfigurado– por la Pascua cristiana que celebra en la Resurrección de Jesús el paso de la muerte a la vida y esto ocurrió una vez para siempre. 

Ser cristiano es justamente seguir a Jesús, el camino verdadero hacia la Vida, y progresivamente, paso a paso, ir haciendo también nuestro “éxodo” a lo largo de nuestros días. Aquí sí podríamos retomar el plural indicando que se trata de hacer “muchas pascuas” dada todavía nuestra condición humana de caminantes (homo viator) vacilantes como el pueblo hebreo que se perdió en el desierto o se tentó con volver atrás.

En este sentido, seleccionamos unas palabras inspiradoras de Pablo Osow que nos dice que podemos dar un paso al costado, o dar un paso al frente. Pasar de largo o entrar. Dejar pasar y perdonar. Pasar un rato con alguien. Pasar la vida con alguien. Acompañar a alguien en sus primeros pasos o en sus últimos pasos. Hacer que se le pase a alguien el hambre, el frío, la tristeza. Dar un paso de esperanza. Dar un paso de amor y de paz. Pasar y no quedarte. Pasar y quedarte. Pasar lo pisado y pisar lo pasado. No pasarse la vida quejándote. Pasar de la protesta a la propuesta. No pasarte de vueltas. Aceptar que todo pasa. No estar de paso por la vida: pasar y dejar huellas.

Agregamos: de Jesús se dice que “pasó haciendo el bien”. Feliz (felices) Pascua (s). 


Eloy Mealla
Seminario Permanente Pedagogía Ignaciana
Vicerrectorado de Formación

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