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Día del Diseñador Gráfico en Argentina

El 24 de octubre se celebró un nuevo “Día del Diseñador Gráfico” en nuestro país con motivo del recuerdo de la primera diseñadora egresada de una universidad del país, Haydeé Strimatter, quién se graduó en la Universidad Nacional de Cuyo en 1966.

Para celebrar esa fecha, el Director de la carrera de Diseño Gráfico de la Facultad de Arte y Arquitectura, Jorge Filippis, escribió un texto sobre la profesión.

El diseño
¿Qué es el diseño exactamente? ¿Es hacer cosas lindas, bellas, de buena forma? El diseño se ocupa primordialmente de la función, cumple siempre un objetivo. A diferencia de cualquier arte que puede “ser” sólo porque es una expresión sensible de su autor, el diseñador en cambio debe procurarle a su objeto diseñado, un destino.

El diseño gráfico es un juego; para ser exactos, es un juego de lenguaje que tiene un grado importante de rigor y de reglas. Aun el juego infantil, el juego no mediado aparentemente por reglas estrictas, como las de los deportes organizados, tiene reglas que se siguen con seriedad. 

Qué es diseñar
Siempre debemos priorizar la función, por sobre cualquier otra decisión de diseño, reconociendo que los fundamentos de la profesión basados sólo en los principios del lenguaje visual, (explicarse a partir de enfoques relacionados exclusivamente con una “gramática de la visión”), hacen imposible, obtener los resultados deseados, ya que cuando se aborda un problema de comunicación, las determinaciones son sociales y no pueden ser abordadas con una matriz de ideas, que excluye la dimensión comunicativa. Los elementos compositivos están supeditados al tema y por lo tanto no existen significados formales que puedan ser universales.

El diseño gráfico ha rebasado su carácter material y visual, el eje de la discusión se asienta sobre el tema de la comunicación. Sobre todo, lo que está en profundo análisis es aquello que sustentaba a lo visual como base de la concepción del diseño, (para dotarlo de una lógica semántica y sintáctica propia) y que se habría respaldado en las investigaciones de la Gestalt y la psicología de la percepción.

El intento por formalizar conceptos para describir el funcionamiento de los significados visuales habría llevado entonces a nociones como la de equilibrio, contraste, peso, centro y fuerza. Es decir, la descripción del llamado “lenguaje visual” se habría basado en una aplicación sistemática de metáforas tomadas de la física, que explicarían lo que la mente realiza en la percepción.

Hace muchos años que viene gestándose un nuevo perfil teórico de la disciplina que hará posible conceptualizar el rol que el discurso del diseño juega, en el ámbito cultural y en la acción social.

Por otra parte, cuando se habla del proceso de hacer un diseño, se yerguen numerosas perspectivas sobre la explicación de qué es diseñar, y en ocasiones aparece como un acto creativo del sujeto, una técnica, el resultado de un método, incluso como una práctica ajena a la teoría.

El Diseño se ha transformado en una actividad que requiere un conjunto de conocimientos propios a nuestra disciplina a los que se suman los tecnológicos. El discurso para saber no solo debe comprender las especies concernientes a sus materias, donde el diseñador debe tener la habilidad especial de descubrir soluciones conceptuales a los problemas. Ya que en diseño teoría y práctica no son separables (no tienen existencia autónoma) es importante trabajar en la construcción de un saber que aplique el saber qué, pero también el saber cómo. Evitando un saber descontextualizado, comprometido con la acción y que hoy requiere un tránsito por un territorio conformado por otros campos disciplinarios; entre ellos el tecnológico.

El diseñador 
Se supondría que el diseñador no aprende nada en la escuela, sino que su futuro depende de momentos creativos por el contrario, el diseñador puede concebirse como un profesional que domina un “lenguaje” y hace de él un arte - explicable, repetible y, por lo tanto, enseñable. 

Cuando un diseñador gráfico enfrenta un problema de diseño, su trabajo consiste en generar interpretaciones mediadas por hipótesis o inferencias sobre las pretensiones de su cliente, sus conocimientos, su ámbito cultural y su público objetivo.

El profesional del diseño no deja que su imaginación corra tan libre. Estas inferencias operan a manera de intuiciones generales, normalmente bastante vagas e inconscientes. Sin embargo, este carácter no hace que estas reglas sean menos válidas ni certeras.

El concepto de significado implica, por otra parte, el que todo intento de significar algo está dirigido a “alguien” que forma parte intrínseca del fenómeno de la significación. Si bien las posibilidades de interpretación que genera el diseño gráfico pueden ser representadas como un conjunto finito de reglas, con las que pueden producirse un número infinito de alternativas y secuencias interpretativas, éstas se ven limitadas siempre por el marco pragmático de su finalidad comunicativa.

El diseñador, a través de la historia, se ha caracterizado por su afán de conocer su realidad y el entorno en el cual se encuentra inmerso. Averiguar y saber cuál el objeto de su existencia y el resultado de sus acciones han sido elementos clave en su historia. La fuente de esta necesidad de conocer y de saber surge de su curiosidad, elemento fundamental en la personalidad del diseñador que lo lleva a cuestionar, a indagar y por ende a adquirir los conocimientos que le permitan evolucionar y trascender. 

Al crear el trabajo, el diseñador tiene que mirarlo en alternancia en, al menos dos puntos de vista: de dentro y de afuera. La primera visión es introspectiva: el diseño nace como una parte de él. La segunda mirada es exterior como si uno imitara al público. Sin él, el trabajo permanecería en un nivel rústico. La especulación del pensamiento del receptor es, por lo menos, parte presente en el trabajo. 

El diseñador gráfico no es un mero productor que organiza formas en el espacio, sino que debe ser consciente de su acción como operador cultural que puede ejercer gran influencia sobre el modo de accionar y pensar del hombre contemporáneo. El diseñador es un comunicador densamente terrestre, comprometido con lo que sucede en su entorno y si bien su visión debe surgir de la oscuridad primordial, íntima, debe estar absolutamente comprometido con la absorción de un cosmos confuso, de dinamismo arremolinado, un torbellino de fuerzas en continua mutación, y que constituye su alimento fundamental.

Un diseñador debe ser consciente de los efectos que su obra y la disciplina producen en el ámbito social; capaz de, anticipar su desarrollo y decidir de manera positiva.

Sitio web de la Facultad de Arte y Arquitectura de la USAL: http://arteyarq.usal.edu.ar/

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