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Difusión de la muestra “La Literatura Italiana traducida en Argentina en los siglos XX y XXI”, en Il Globo Notizie

La página Il Globo Notizie ha publicado una nota sobre la muestra “La Literatura Italiana traducida en Argentina en los siglos XX y XXI”, que se expone en el corredor de acceso al Aula Magna de la Escuela de Lenguas Modernas en el edificio de Lavalle 1854. La muestra está compuesta por 10 paneles informativos, un video y ejemplares de libros e infografías sobre las versiones de las traducciones de obras literarias italianas realizadas en nuestro país, publicadas entre 1900 y 2022, en el marco de la Investigación “La literatura italiana en la Argentina, entre pasado, presente y futuro” (2022-2023), que están llevando a cabo los investigadores y docentes de los Traductorados en Italiano: Nora Sforza, Néstor Saporiti, Marisa Ciccarelli y Valeria De Agostini.

https://ilglobo.com/news/personaggi-in-cerca-di-traduttore-95081/   

A continuación, transcribimos una versión en castellano del contenido de la nota:

Personajes en busca de traductor
Por Francesca Capelli

Una muestra que rinde homenaje a nuestros autores y hace un balance de las políticas educativas y editoriales argentinas hacia la literatura italiana.

¿Qué se lee, en Argentina, cuando se "lee italiano"? ¿Existe un mercado editorial que traduzca regularmente a escritores de los últimos 150 años?

A esta pregunta responde la exposición La literatura italiana traducida en la Argentina en los siglos XX y XXI, que es también un homenaje a la literatura italiana y a las obras traducidas y publicadas en Argentina. Se presenta hasta el 31 de mayo en el hall de entrada de la Universidad del Salvador (Lavalle 1854) de Buenos Aires y consta de volúmenes originales de distintas épocas y paneles explicativos.  

La exposición es fruto del trabajo de investigación de tres profesores e italianistas de la Universidad del Salvador, Marisa Ciccarelli, Valeria De Agostini (a la derecha en la foto de abajo) y Néstor Saporiti (en el centro), dirigidos por Nora Sforza (a la izquierda). Se han pasado los dos últimos años persiguiendo como sabuesos libros a veces inalcanzables. Una tarea nada fácil, a pesar de los lazos afectivos y culturales que unen a Italia y Argentina.

“Nos enfrentábamos a una laguna de traducción en castellano rioplatense, la variedad de español que se habla en la región de Buenos Aires y Montevideo", explica Marisa Ciccarelli. No parece que las editoriales locales hayan dedicado mucho espacio en sus catálogos a las traducciones de autores italianos, a excepción de los llamados 'clásicos' de la literatura universal, como Luigi Pirandello y Pier Paolo Pasolini.

Si nos remontamos a principios del siglo XX, descubrimos que Cuore (Corazón), de Edmondo De Amicis, formaba parte de la bibliografía obligatoria en las escuelas primarias. De hecho, los niños italianos que iban a la escuela en Argentina", observa Ciccarelli, "encontraban en sus páginas un espejo de sus hogares. Hasta que se empezó a sospechar que esas lecturas 'contaminaban' la recién nacida cultura identitaria argentina".

En los programas y antologías de la escuela secundaria actual, encontramos un panorama bastante pobre, con la excepción de las escuelas parroquiales italianas.
“Hay algunas referencias a Calvino, Pirandello, Eco y Dante", dice Néstor Saporiti, "pero sólo en los programas de las escuelas públicas que dependen de las Universidades Nacionales. Todos los demás están regulados por la reforma escolar de 1993, que deja un amplio margen de acción al docente individual en cuanto a la elección de lecturas”.

También hay que tener en cuenta que la enseñanza de lenguas extranjeras en secundaria siempre ha favorecido al inglés. "El italiano no se incluyó hasta 1917 y su popularidad ha tenido altibajos", añade Saporiti. "De ahí la falta de motivación para incluir autores italianos en el plan de estudios de forma permanente”.

Las cosas no van mejor en los institutos que forman a los profesores de literatura y en las facultades de humanidades. 

"La literatura italiana y la francesa comparten el mismo espacio, pero sin duda esta última tiene más peso", afirma Valeria De Agostini. “Dante y Boccaccio están presentes, pero no Petrarca. Llama la atención la ausencia de Manzoni, sobre todo teniendo en cuenta su papel en la creación de la unidad lingüística italiana paralela al proceso de unificación nacional del siglo XIX”.

Autores presentes en los planes universitarios de estudio son Maquiavelo, Leopardi, Beccaria, Goldoni y Pirandello. En el panorama del siglo XX, Marinetti, Moravia, Bassani, Ginzburg, Calvino y Eco.

“Ausencias que se traducen en silencios: y si un autor no puede tener voz, es la formación cultural de un pueblo en su conjunto la que se empobrece. La cuestión de la traducción no es secundaria”, interviene Nora Sforza. “Muy a menudo se trata de ediciones europeas, que utilizan el español ibérico”. Lejos del castellano rioplatense que constituye la base lingüística de los estudiantes argentinos.

La hegemonía cultural de España desempeña sin duda un rol, pero a menudo son los propios editores argentinos los que no quieren cargar con el peso de su propia traducción, dedicada a un mercado limitado dentro de América Latina, con menos de 50 millones de habitantes (incluyendo Uruguay).

Una vez más, en definitiva, en la lengua están en juego conflictos identitarios y políticos, complejizados por el factor económico y las opciones de la industria cultural.
 

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