“En la USAL descubrí mi faceta de educadora y el amor que le tengo a la docencia”. Myriam Elizabeth Rojas, Directora de la Carrera de Veterinaria de la Sede Virasoro
La Médica Veterinaria Myriam Elizabeth Rojas, Directora de la Carrera de Veterinaria del Campus “San Roque González de Santa Cruz” de Gobernador Virasoro, Provincia de Corrientes, participó en una entrevista con la Secretaría de Prensa. Tuvimos la oportunidad de conocer sus inicios, sus responsabilidades y de recorrer su perspectiva respecto de la profesión.
Myriam E. Rojas es oriunda de Sáenz Peña, Provincia de Chaco. Siempre supo que quería convertirse en Médica Veterinaria: “Es mi vocación desde siempre. Desde que era chica tenía clarísimo que quería ser veterinaria”. Myriam nos cuenta que en ese entonces no era común para las mujeres elegir esa profesión, sin embargo, les demostró a todos lo contrario. Se recibió en Corrientes, en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) en el año 1985. “Tengo más de 30 años de recibida. Soy una persona que piensa que todos podemos. No acepto que alguien me diga “no puedo”, “no me sale”. Yo les digo que no. Tendremos que poner más ganas, sentarnos más tiempo a estudiar, practicarlo más veces. Pero no hay cosa que el ser humano no pueda hacer. Y eso fue siempre mi motorcito en la vida”.
¿Qué recuerdos atesora de esa época de estudiante?
Los recuerdos son los mejores. En la Facultad éramos pocas mujeres, pero nuestros compañeros siempre nos respetaron y cuidaron un montón. Recuerdo el viaje de estudios que hicimos para fin de curso, en colectivo, durante veinte días. Llegamos hasta Río de Janeiro, haciendo distintas paradas en laboratorios, estancias, centros de inseminación. Fue una carrera muy linda porque tuve tiempo de hacer todo. Fui buena estudiante, participé en los centros de estudiantes. Me desempeñé como ayudante de cátedra en Fisiología. Fui a todos los viajes que organizó la facultad y no me perdí las características peñas folklóricas de la época. Esas peñas eran nuestro medio de recaudación de fondos para los viajes de estudio. Lo que caracterizó mi época fue el compañerismo. Todavía me sigo juntando todos los años con mis compañeros de facultad, a comer un asado. Pero también nos juntamos a hacer servicio a la comunidad dentro del pueblo San Cosme, en Corrientes. Es un grupo donde me siento entre hermanos, conversamos mucho. Esos encuentros son una caricia al alma. Eso que viví durante mi carrera, es lo que deseo para los demás.
Antes de ingresar a la Universidad del Salvador, trazó su trayectoria profesional con dedicación y perseverancia. Luego de graduarse, casada y en espera de su primera hija, se mudó al campo en Corrientes. Más tarde empezó a trabajar como veterinaria de animales grandes: “Acompañaba a mi marido al campo donde él trabajaba, porque era ingeniero agrónomo. Nos íbamos con la pequeña, que quedaba en la casa con el capataz jugando con los otros chicos y nosotros íbamos al corral a trabajar. Así fue transcurriendo el tiempo”
Myriam era madre de tiempo completo de cinco hijos. Con el nacimiento de su segunda hija, se mudó a Posadas, donde trabajó en una veterinaria por la mañana y por la tarde noche enseñaba computación “En ese momento se dio la gran aparición de las computadoras, en casa compramos una y fui a aprender computación. En el curso me vieron con capacidad de enseñar así que me sumaron al equipo docente”.
Siempre a pesar de trabajar, Myriam fue una mamá muy presente y acompañó en todos los procesos a sus chicos. “Cuando nacieron mis otros hijos, nos mudamos nuevamente a otro campo en el interior de Misiones. Al dedicarme a animales grandes, me dio tiempo de administrarme, acomodarme a los horarios de la familia. Si tenía que ir a los actos del colegio de mis hijos, por ejemplo, he ido con las botas de goma puestas, porque esa era la manera de estar.”
Su primer contacto con la Universidad del Salvador fue a través de una profesora de la USAL de la que fue alumna en la UNE. Ella le propuso dar una charla a los alumnos, sobre la sincronización de celos y la inseminación a tiempo fijo, que recién se estaba empezando a hacer en la zona. “La verdad es que me daba un poco de pudor porque no me sentía capacitada para dar una charla en la Facultad. Pero me fue muy bien, pude exponer todo lo que quería. Y esta profesora amiga reconoció que tenía facilidad para explicar. Tiempo después la llamaron. Se propuso probar un año. Y comenzó en el año 2009 y nunca dejó. “Me encanta la docencia, me encanta educar. Es algo que me hace bien, me hace feliz. Cuando me encuentro con algún ex alumno y me da ese abrazo, me cuenta lo que está haciendo y me dice: “Que alegría profe de verla”. Es el mejor pago que puede tener un docente. Es muy reconfortante ese reconocimiento. Verlos con los hijos cuando me encuentran y se acercan a saludar y presentarse. Ese agradecimiento es lo que nos hace buenas personas.”
Su cargo como Directora en la Universidad del Salvador comenzó en 2012. Primero tuvo un cargo de Coordinadora y de a poco fue aceptando más responsabilidades y funciones ocupando un lugar académico. Cuando le preguntamos acerca de los desafíos que enfrenta en su rol como Directora de la carrera, su respuesta fue ampliamente ilustrativa: “Los desafíos son muchísimos. Primero debido al auge de nuestra profesión. Hay muchos avances todo el tiempo, hay cosas que casi llegan a ser una medicina de humanos, con toda la aparatología que hay. Los procesos y progresos que tiene es impresionante. Por eso todo el tiempo estamos viendo que podemos agregar, sacar. Para el año que viene tenemos que cambiar el plan de estudios. Todos los años hay que ir adecuando la currícula. También tenemos todo lo relacionado a habilidades blandas, que son importantísimas. Después tengo todos los desafíos post pandemia, de las redes sociales. No todos están preparados para eso y no se lo toman de la misma manera. No podemos perder eso que tenemos como veterinarios, que es la empatía. Saber vincularnos con la gente y su contexto.
Myriam entre sus muchas responsabilidades capacita a peones rurales y por ejemplo les enseña sobre las enfermedades que se contagian al hombre, sobre el uso de guantes y las técnicas para trabajar con animales: “Deben cambiarse la ropa al llegar de la jornada laboral. No se pueden sentar a comer con la familia con la ropa que estuvo en contacto con animales. Por eso reconozco que es muy amplia nuestra carrera, y si cada vez más nos vamos recluyendo, perdemos eso. Esta es una carrera que tiene mucha responsabilidad social. En el cuidado del ambiente, en el cuidado de las personas. Nosotros cuando ponemos una vacuna o inyección de antibiótico en un animal, en una vaca, por ejemplo, debemos saber y explicar que esa medicación deja residuos y luego por un determinado tiempo no se puede consumir su leche. Es una carrera con mucha responsabilidad”
¿Qué valores marcan la filosofía de enseñanza en la Sede de Virasoro?
Ahora en la carrera uno de los contenidos que tenemos que incorporar es el de una sola salud. Que los animales, las personas, el ambiente, todo está vinculado con todo. Donde si nosotros rompemos el equilibrio, repercute sobre lo demás. Nuestra Delegación de la Universidad, tiene actividades de atención y trabajamos con comunidades de bajos recursos, que no pueden acceder a la atención de un médico veterinario privado. Salimos a dar charlas sobre la salud, en escuelas. En un caso particular, tenían problemas con el “Pique” (Tunga penetrans) un insecto parásito que se mete entre los dedos del pie de los chicos. A veces no pueden ni caminar. Se lo contagian de los perros, de andar descalzo en la tierra. Entre todos construimos el mensaje de que uno puede salir a jugar descalzo, pero cuando vuelven deben lavarse los pies con agua y jabón blanco. No es que van a perder su niñez por cuidarse de todo y el miedo a contagiarse. Podemos hacer de todo, siempre con la responsabilidad de limpiarse como corresponde.
El año pasado fueron con los alumnos de la USAL a hacer una campaña de vacunación a una comunidad de guaraníes que hay en el interior de Misiones. “A mi me encanta sacar a los chicos y mostrarles otras realidades y lo amplia que es nuestra profesión.” En un momento de su vida Myriam fue catequista, y se planteaba la ayuda al prójimo desde su profesión. “Y descubrí esta forma, visitando y hablándole a otro. En todo lo que uno puede contribuir y hacer la carrera Veterinaria más social. Si me decís hoy: “¿Volverías a ser veterinaria?” Cien veces elegiría la veterinaria. No tengo dudas que es mi vocación y es lo que sigo amando. Porque yo, Myriam, soy mamá y veterinaria. Si yo separo un aspecto del otro, no sería yo, sería otra cosa. Es así, se ejerce la profesión con todo el cuerpo.”
Con el equipo de estudiantes de la USAL Myriam acompaña y participa de las campañas de vacunación y antiparasitarios para animales, en las zonas aledañas al barrio. Lo hacen en conjunto con la Municipalidad. “Es muy lindo tener estas actividades. También tenemos la Clínica de la Facultad, que el año que viene comenzará a realizar capacitaciones a personas que no pueden acceder al servicio privado. Nosotros como profesores pensamos y transmitimos que sobre todo, además de ser buenos profesionales tenemos que ser buenas personas. Y llevar eso como bandera de nuestra profesión. Una persona con valores, que cuida al otro, que cuida el lugar donde trabaja. Porque yo creo que somos algo integral, no podemos separar por un lado el profesional y por otro la persona. Entonces a mí lo que más me interesa, es formar buenos profesionales y personas responsables. Buenas personas que cuidan del ambiente, con ética.”
¿En qué siente que la Universidad del Salvador contribuyó a su camino?
Acá descubrí mi faceta de educadora y el amor que le tengo a la docencia. El conocer personas, el vínculo con los alumnos, la posibilidad sobre todo de conocer personas diferentes. Uno cuando es veterinario siempre se mueve en los mismos circuitos, y a través de la USAL se me dio el contacto con los alumnos, y conocer distintos profesionales de distintas carreras. Aquí en el Campus empecé a hacer avistaje de aves en Virasoro, algo nada que ver con mi medio. Y conocí personas divinas que saben un montón de aves. Me hicieron descubrir otra pasión. he contactado a veces con autoridades políticas, representando a la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias. Cosas que de otra manera como profesional jamás lo hubiera hecho. Hablar con intendentes, concejales, directores de hospitales para solicitarles vacunas antirrábicas para alumnos. O sea que me alienta a poner el bien común por encima de un montón de cosas. Siempre tengo muy claro eso, que mi cara está representando a la USAL.
La USAL le da el respaldo para justamente hacer el bien común, hay una nstitución atrás que la respalda y le brinda la confianza: “Porque ser Directora es un lugar de mucha responsabilidad. He contactado a veces con autoridades políticas, representando a la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias. Cosas que de otra manera como profesional jamás lo hubiera hecho. Hablar con intendentes, concejales, directores de hospitales para solicitarles vacunas antirrábicas para alumnos. O sea que me alienta a poner el bien común por encima de un montón de cosas. Siempre tengo muy claro eso, que mi cara está representando a la USAL. Por otro lado, me tocó también viajar por el Proyecto Solidaris a España”.
Es importante destacar que forma parte de la Comisión Directiva desde el año 2021, del Consejo de Médicos Veterinarios. A su vez, es miembro del Centro de Graduados de la UNNE (Universidad Nacional del Nordeste) y pertenece al Comité de Bioética de la UCAMI (Universidad Católica de las Misiones). Como actividad extra, en su tiempo libre, Myriam también baila folklore.
Para finalizar, le preguntamos a Myriam qué se diría a sí misma, en 1985 cuando se recibió de Médica Veterinaria. La Directora y Médica Veterinaria, antes de responder, se emociona al recordar sus comienzos: “Que no deje de soñar, ni de pensar que todo es posible”.
Por Jazmín Martina Sily, estudiante de Comunicación Social de la USAL en el marco de las prácticas educativas de capacitación.
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