Entrevista a la Secretaria Académica de la Facultad de Ciencias Jurídicas
María Eleonora Cano se desempeña como Secretaria Académica de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad del Salvador (USAL) desde el año 2018. Además, es titular de cátedra de las asignaturas de Derecho Civil y Derecho de Familia y Sucesiones en la carrera de Abogacía en el Campus Universitario “Nuestra Señora del Pilar” y en la Carrera de Abogacía Plan Integrado Franco-Argentino.
También dirige la Revista Jurídica “Aequitas” de la Facultad y las Revistas de Derecho Civil e Interdisciplinaria de Familia, conjuntamente con la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la Universidad, editadas por IJ Editores.
En una entrevista realizada para “Noticias USAL”, Eleonora respondió a consultas relacionadas con sus funciones en la Universidad.
¿Qué elementos distintivos de la formación que ofrece la USAL motivarían a los estudiantes a elegir la carrera de Abogacía sobre otras propuestas?
En primer lugar, la carrera de Abogacía, conforme el Plan de Estudios actual, presenta la posibilidad de adquirir una formación integral acorde con los requerimientos de los tiempos actuales. Vale decir, el perfil del abogado ya no se circunscribe solamente al desempeño profesional en el área del litigio y el asesoramiento en las ramas clásicas del Derecho, sino que se proyecta también al ámbito de otras carreras como el Periodismo, las Relaciones Internacionales y las Ciencias Políticas, entre otras. En este sentido, el Plan de Estudios ofrece una formación que, además de ser integral por abarcar todas las ramas del derecho, incluye materias propias de otras disciplinas que confluyen en una formación sistémica. Esta formación redunda en un conocimiento de alta calidad que permite a quien adquiere el título de abogado, desempeñarse también en el área de otras profesiones con puntos en común.
¿Cuáles son las perspectivas futuras para los graduados de la carrera de Abogacía en términos de promover la justicia y el trabajo ético en el entorno profesional?
La ética constituye un valor fundamental que siempre ha estado presente en nuestra Casa de Altos Estudios. Partiendo de esta premisa consideramos que el ejercicio profesional es inescindible de los lineamientos aportados por los fundamentos éticos y, en dicha inteligencia, la formación que ofrecemos se encuentra íntimamente relacionada con un actuar tanto individual como profesional. Estas acciones denotan el compromiso con los valores que enaltecen la dignidad humana como eje cardinal y trascendente en toda sociedad que se precie de sana y democrática.
Desde su experiencia, ¿cómo anticipa la evolución de la profesión en los próximos años y qué habilidades éticas y sociales serán esenciales para los futuros abogados?
La versatilidad que presenta el Derecho, en tanto es transversal y abarca todas las áreas de la vida (individual, social e institucional) hace que el mismo evolucione de manera constante y deba hacer frente a nuevos desafíos. Sobre esta base real será necesario que a cada instante el jurista se encuentre estudiando, analizando y evaluando el devenir de las normas, los valores y la actuación de la Justicia. Así las cosas, en el ejercicio de la profesión de abogado, a las habilidades ya adquiridas deberán sumarse las herramientas tecnológicas y científicas aparecidas en los últimos tiempos, sin descuidar la connotación ética que el empleo de ellas requiere, siempre teniendo presente que no todo lo legal o posible científicamente es ético.
¿Qué mensaje sobre la carrera de Abogacía o la Facultad de Ciencias Jurídicas de la USAL le gustaría compartir con futuros alumnos interesados en recibir una educación centrada en valores y un compromiso real con la comunidad?
Me gustaría citar un pensamiento del dramaturgo alemán von Goethe cuando expresa: “El talento se nutre en la soledad, el carácter se forma en las tempestuosas oleadas del mundo”. Tomando esta premisa, mi reflexión apunta a considerar que toda formación profesional brindada desde el ámbito académico requiere ineludiblemente la preparación, para adquirir una personalidad sólida basada en habilidades intelectuales, morales y éticas demostrables en la conducta individual y social Estas habilidades se muestran impregnadas por el compromiso de trabajar de una manera que aquellas “oleadas del mundo”, traducidas en desafíos, injusticias y adversidades de múltiple naturaleza, no desvirtúen el capital humano que cada persona por el solo hecho de ser única e irrepetible conlleva en sí. Bien aplicado puede aportar a la sociedad todo aquel talento nutrido en la soledad, siempre apuntando hacia la cooperación para alcanzar un mundo mejor y genuino, en acciones realizables para el bien común.
Por Prof. Abog. Marianela Nizzo Miguens, Colaboradora Académica de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la USAL.
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