Entrevista a Moty Benyakar: “La USAL es la que me permitió poner en práctica todo lo que aprendí”
El prestigioso académico destacó la importancia de estudiar en comunidad y añadió: "La USAL es la que me permitió poner en práctica todo lo que aprendí. Se los digo con el corazón, los profesores me dicen "Moty vos no sabés lo que se creó acá", describió.
La Secretaría de Prensa tuvo el privilegio de entrevistar al reconocido Psiquiatra y Psicoanalista, especialista en situaciones disruptivas, Dr. Moty Benyakar, Profesor Emérito e Investigador de la Universidad del Salvador (USAL). Fue una conversación conmovedora donde se pudo repasar gran parte de su trayectoria académica y profesional. Sin embargo, más allá del lector conocedor, debemos responder "¿Quién es Moty Benkayar?, ¿cuál es su historia?
Un joven soñador e independiente, fiel a sus pasiones e ideales, a quien le encanta enseñar, es un inquieto y creativo intelectual, un revolucionario que vio mucho más allá de las fronteras establecidas físicas y académicas. Un psicopedagogo, psicólogo, médico, psiquiatra, intelectual, Psicoanalista didacta de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA), Especialista en Niños, Miembro de Honor de la Asociación Mundial de Psiquiatría en Yokohama. Fundó el Instituto de Psicoanálisis de Grupo en Israel, y División de Salud Mental en el Ejército de Israel, en calidad civil.
Moty Benkayar es hijo de inmigrantes turcos-judíos de origen sefardí, nació en Buenos Aires en el barrio de Villa Crespo. Se define como un "chico de barrio" que estudió en un colegio inglés. Desde pequeño demostró ser un buen alumno, estudiante inquieto y perseverante.
La familia Benyakar, por su parte, tenía una gran empresa de cuero en el país. Por eso, su padre anhelaba que él heredara el legado familiar y estudie en la escuela secundaria "Hipólito Vieytes" Perito Mercantil. Sin embargo, jamás le interesó el comercio o los negocios. Él reveló que le dijo a su padre: "mira papá yo no soy para el comercio. A mí me gustan los chicos, me gusta enseñar, me gusta la docencia". En tercer año le falsificó la firma al padre y el mismo se cambió de colegio secundario. Un día su padre lo vio con el guardapolvo blanco y le dijo: "si sabes falsificar la firma, desde ahora en adelante te mantienes solo". Y finalizo el magisterio en la Escuela Normal "Mariano Acosta". Entendiendo la posición de su padre y aceptando el legado de un inmigrante, desde esa edad comenzó a trabajar, estudiar y a ser independiente, actitud que sostuvo hasta el día de hoy durante toda su formación académica.
Emprende un viaje a Israel que lo llevaría a enfrentar adversidades y a cumplir sus sueños. Una vez en Israel, se unió a una aldea colectiva llamada "kibutz", y junto a su primera esposa, criaron en el kibutz a sus dos hijos. La vida allí era muy diferente a la vida cotidiana en Argentina. Él añadió que: "ahí todos vivíamos y trabajábamos en comunidad, todo era para un fondo común, en donde cada uno brindaba en base a sus posibilidades y recibía en base a sus necesidades". La economía de la aldea se basaba en agricultura y ganadería. Moty Benyakar trabajaba en el tambo ordeñando vacas desde las 4 de la mañana hasta las 12 del mediodía. "Yo estaba feliz porque iba a construir el futuro de un país pobre y recién naciente. La casa donde vivía era de cartón prensado y así comencé".
Tras solo cuatro meses de estadía en Israel, estalló la "Guerra de los seis días" y tuvo que defender la frontera, lo que se convirtió en un campo de batalla, y lo llevó por primera vez a estar en las trincheras.
Sus sueños de aprender volvieron a nacer con más fuerza que nunca: "A mí me gustaban los chicos, la psicología, todas esas cosas". Entonces, solicitó al Kibutz la posibilidad de ir a estudiar, pero su propuesta fue rechazada ya que ahí se trabajaba o estudiaba, no se podía combinar ambas tareas. Aun así, no se rindió tan fácilmente, y optó por ir a estudiar al terminar su jornada de trabajo. Cuando terminaba de ordeñar las vacas, hacía un viaje de cuatro horas hacia la Universidad de Haifa para estudiar psicología. Lo que llevaría a Moty Benyakar a viajar ocho horas en total para completar sus estudios. Finalmente, se graduó en la Universidad de Haifa, en Israel, con el título de Licenciado en Psicología.
También tenía un vínculo profesional con Erich Fromm, destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista, con quien se escribía cartas frecuentemente. "Fue como hablar con Freud", añadió.
Estuvo en cinco guerras a lo largo de su vida, la Guerra de los Seis Días, La Guerra de Yom Kipur, La Guerra del Desgaste, La Guerra del Líbano y la Primera Guerra del Golfo.
Si bien Moty Benyakar estuvo en cinco guerras se declara, posiblemente por ello, un pacifista empedernido. "Participar en las guerras solamente me llevó a estar más en contacto con el dolor y el sufrimiento humano y con la crueldad que también existe en nosotros, los humanos, que debemos de alguna manera tomar conciencia y poder transformarla realmente en nuestras condiciones de diálogo, de poder vivir para construir entornos en común y dentro del ámbito justamente de la salud mental, que es donde nosotros nos ocupábamos, de poder transmitir no solo las consecuencias que los impactos disruptivos provocaban en algunos ciudadanos vivencias traumáticas, sino también preservar la esencia humana de nosotros como hombres". Su meta no era solamente construir un entorno para sostener las guerras, sino justamente para tratar de evitarlas y enfrentarse con el dolor humano.
Luego de la Guerra de Yom Kipur, donde lo movilizaron como psicólogo y estuvo aproximadamente seis meses en el desierto de Sinaí, comenzó a crear el concepto que se llamaba "Intervención por presencia y no por demanda", o sea, "en este tipo de casos, de guerras, de catástrofes, no tenes que esperar que la gente venga. Hay que ir hacia ellos".
Luego con un equipo de psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales, fundaron el Departamento de Salud Mental del Ejército que se fue desarrollando con concepciones especiales acerca de la Salud Mental.
Luego de la Guerra de Yom Kipur, comprendió que tenía una opinión diferente a muchos psiquiatras en cómo tratar a los pacientes. Entonces, se propuso estudiar Medicina para aprender la relación de los fenómenos psicológicos y las lesiones físicas. Así, complementaría sus estudios y fortalecería aquellas ideas que buscaba perfeccionar. Es importante destacar, que, a la Carrera de Medicina en Israel, entraban solo un grupo muy pequeño que tenía de promedio en los exámenes de admisión arriba de 95, tiene una duración de seis años y aceptan a los aspirantes hasta los 30 años de edad; más la Especialización (doce años de estudio en total).
Más allá de los exámenes de admisión o las posibles dificultades que enfrentaba al inscribirse, logró aprobar sus exámenes, pero le mandaron una carta diciendo "no puede ser aceptado debido a que tiene 30 años y dos meses". Otro requisito, además de la edad, para ingresar a la Universidad tenés que estar presentado por alguien. Entonces Moty Benyakar fue al kibbutzim (movimiento de todos los kibutz), ya que lo conocían por su trayectoria, y llegó a un acuerdo: "Me dijeron, vos vas a ser psiquiatra de todos los Kibutz de Israel y nosotros te vamos a pagar la Universidad". Entonces volvió a la Facultad de Medicina y pidió una Comisión Especial y por su trayectoria en la Universidad como psicólogo y su desarrollo en Salud Mental del ejército lo aceptaron. Luego de ese trato, empezó a estudiar, pero se dio cuenta de que una beca de doce años era un símbolo de una delicada obligación moral. Entonces decidió devolver los dos años de la beca.
Enfrentando una vez más cualquier dificultad, salió del Kibutz con su esposa e hijos, y continuó estudiando la carrera de Medicina, mientras trabajaba en su consultorio como psicólogo clínico y ejercía la docencia como profesor en la Facultad de Psicología de Tel-Aviv. Una vez que obtuvo el título, hizo la Especialización en Psiquiatría. Entonces, le dijo a un amigo cercano: "Yo quiero entrar a donde hay personas con lesiones y traumas cerebrales, quiero saber qué les pasa anatómicamente a las personas". Como esa especialización no estaba dentro de la curricula de la Especialización en Psiquiatría la realizó por su propia cuenta, durante un año, luego comenzó la Especialización en Psiquiatría y continuó como supervisor de grupos en esa Área, en forma gratuita.
De repente, estalló la Primer Guerra del Golfo. "En ese momento, Irak empezó a tirar misiles a Israel, nunca antes había pasado que los civiles fueran atacados. Pero, sin una declaración formal de guerra, el ejército israelí no podía intervenir". Agregó: "La gente estaba con los misiles y el ejército de brazos cruzados. Entonces, llamé por teléfono al Intendente de Tel-aviv y de Ramat Gan, y les dije: si ustedes me dan la orden, yo les organizo la atención de Tel-aviv y Ramat Gan bajo mi responsabilidad". La respuesta a su propuesta fue rápida: "Moty, adelante".
Él creó muchas estrategias de salud mental en medio de los conflictos bélicos. Como, por ejemplo, comprendió que era mejor ir a buscar a las personas dañadas y no esperar a que ellas vengan en busca de ayuda. "Una familia a la que le explotan la casa, no van a venir al psicólogo. Vos tenes que ir y repartir toallas y agua a las personas, hablar con ellas y escucharlas. Ahí te das cuenta si la persona tiene o no problemas". Así, el profesor diseñó nuevas técnicas y además reflexionó sobre todo lo que había aprendido, siempre desde la auténtica y primordial vivencia propia…desde lo humano.
Entendió la importancia de los valores éticos en Medicina y especialmente en Salud Mental fue uno de los tres fundadores de la "Cátedra Internacional de Bioética", que hoy cuenta con 52 países y la USAL es una unidad de la misma. Benyakar sostiene que hoy en día con los desarrollos tecnológicos y la inteligencia artificial el lugar de la bioética es central para el sostén y desarrollo de la subjetividad humana.
También, estudió los impactos disruptivos de las lesiones cardiovasculares, diseñando un sistema de terapia de grupos para los enfermos cardíacos y así desarrolló un sistema llamado "Auscultando juntos el corazón", sobre lo cual escribió diferentes capítulos en libros de cardiología y artículos científicos. Trabajó con el Dr. René Favaloro en una investigación Internacional, que lo llevó a visitar y quedarse en la Argentina y ahí conoció a su actual esposa.
También, trabajó en el Atentado de la AMIA, donde convocó a la Sociedad Psicoanalítica Argentina, a la Sociedad Psicoanalítica de Buenos Aires, y a la Sociedad de Terapia de Grupos, para el desarrollo de un Programa Asistencial en el Hospital de Clínicas.
Un día brindando una conferencia conoció al Profesor Carlos Collazo, Especialista en Psiquiatría y Psicología Médica, exPresidente de la Sección de Desastres de la Asociación Mundial de Psiquiatría, Profesor de la USAL, y le ofreció trabajar juntos. Así es como Moty Benyakar llegó a los pasillos de la Universidad del Salvador, de la mano de quien fuera su gran y entrañable amigo. Con el tiempo Benyakar se convirtió en uno de los pilares de la Institución.
Carlos Collazo lo llevó a una mención de premios en el Congreso Internacional de Psiquiatria en Yokohama, en donde recibió una sorpresa completamente inesperada al escuchar: "Vamos a nombrar Miembro de Honor de la Sociedad Mundial de Psiquiatría al Profesor Moty Benyakar". Esta es la parte que aún lo tiene confundido. Cuando envió una carta al comité directivo de la Asociación Mundial de Psiquiatría preguntado el motivo por el cual había recibido ese nombramiento, le respondieron que la obtención fue debido a que "vos sos especial y creativo". Agregó emocionado: "para mí el premio más grande que me hayan dado; ya que estoy en contra de todo concepto que utilizaban los psiquiatras del estrés post traumático, siempre entendí y sigo entendiendo que ese diagnóstico victimiza a las personas". Dice Benyakar que esa misma sorpresa la tuvo cuando en el 2016 le notificaron que recibió el "Premio Konex" al Mérito.
Esta es la historia del hombre que brinda muchas enseñanzas, que vivió cinco conflictos bélicos y la importancia de lo humano a través de su corazón en cada uno de ellos. Además, es quién creó el concepto de "Lo Disruptivo", incluso antes de que la palabra aparezca en la RAE. Quien conjuntamente con la conceptualización y actividad en situaciones disruptivas colectivas, cotidianamente se dedica a la actividad clínica y al psicoanálisis en su práctica privada.
Cuando le propusieron dirigir una Maestría en Psicoanálisis en la USAL, pensó que por el hecho que toda su formación fue en el exterior, para realizar una actividad genuina y coherente debía conocer desde adentro las modalidades y exigencias de nuestra Universidad, a pesar de que ya ejercía la docencia de grado. Fue así que se Doctoró en Psicología en la USAL, con mención especial por su tesis sobre "Lo Disruptivo".
Destacó la importancia de la Universidad del Salvador: "En la USAL contamos con profesionales destacados en Psicoanálisis", creamos una Maestría en Psicoanálisis en conjunto con la Sociedad Psicoanalítica Argentina, "USAL – APA", que cuenta con la Biblioteca en Psicoanálisis más completa de Latinoamérica. Luego desarrolló lo que hoy es la "Comisión de Psicoanálisis Contemporáneo y Lo Disruptivo" para el Doctorado en Psicología de la USAL. Un "plus" en este Doctorado es la Especialización Didáctica y Pedagógica, que "se estudia siempre presencial y en grupos". A la Maestría y el doctorado Benyakar agregó los Laboratorios de Investigación y Reflexión del Psicoanálisis Contemporáneo.
Un detalle que parece trivial, pero paradigmático es el hecho que, Moty Benyakar no quería que los estudiantes se sienten uno atrás del otro, en forma aislada y enajenada, sino todos interaccionando en ronda. Por eso, asiste una hora antes de las clases para acomodar las sillas en las aulas. Nos relata en forma risueña que hay una materia que es obligatoria, es ir a cenar todos juntos los viernes de la cursada, los profesores y alumnos del doctorado y la maestría. Antes, tenían una sala especial de reunión en un restaurante en Puerto Madero, con una placa de bronce en la puerta que después de 10 años de asistencia decía "El Salón del profesor Moty Benyakar". Ahora, (por temas económicos el famoso restaurant cerró sus puertas), el encuentro se hace en el restaurante de un hotel frente a la Universidad. "Música, baile, festejo de cumpleaños, de graduaciones de los doctorandos y maestrandos, plato de entrada, plato principal, postre y charlas, es el menú de la materia de los viernes. Sin compartir momentos personales e importantes de vida, la trayectoria académica pierde algo esencial de nuestra existencia humana".
Se ha formado una comunidad y un vínculo académico muy especial entre los profesores y los alumnos. Es especial, y es lo que en verdad significa la palabra "USALIZATE", explica el profesor. "La palabra USALIZATE, es vivir lo especial que tiene esta Universidad. La política académica, estar juntos y preservar su espíritu."
"Eso es lo especial de la Universidad, es una política académica de estar juntos y mantener el espíritu de nuestra propia subjetividad. Esa es la gran diferencia de la USAL con el resto de las instituciones, que he transitado, no sé si está en otra Universidad, pero en la USAL sí", explicó y añadió: "se sabe cómo preservar el espíritu, que es importante frente a lo disruptivo y a la crisis".
Otra característica importante que resalta de la institución es el respeto y el excelente nivel académico gracias a sus profesores de lujo: "Yo soy judío, y lo interreligioso siempre es con un respeto increíble". También mencionó como un valor primordial, la libertad académica. "En la Maestría y en el Doctorado, no hay bajada de línea, y se sienten creativos, cada uno no solo que puede proponer sus propios conceptos, sino que esa es una de nuestras metas", dijo el profesor.
A su vez, destacó que la Universidad tiene profesores de lujo, de nivel académico internacional, varios de ellos pertenecen a la Sociedad Psicoanalítica Argentina, como por ejemplo el Profesor Juan Eduardo Tesone, (Caballero de la Corte de Francia, condecorado de Francia, escritor), el Profesor Fernández Murray (guionista de cine, que enseña al psicoanálisis desde lo vivencial), la profesora Susana Otero destacada filosofa argentina doctorada en Alemania, el Profesor Rubén Zukerfeld (obtuvo premios en la Sociedad Psicoanalítica Internacional). También nos acompaña el Dr. Abel Fainstein, exPresidente de la APA, de la Federación Latinoaméricana en Psicoanálisis, que, a pesar de sus títulos y ser creador de nuestra Maestría en Psicoanálisis, decidió hacerla con nosotros.
En palabras de Moty Benyakar, trabajaron día y noche durante seis meses para fundar la Maestría que hoy existe, hasta que la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria - CONEAU la aprobó. Ahí, se forjó el inicio de la Comunidad Académica de Psicología. En esta comunidad, se integran los estudiantes, la maestría, el doctorado, los profesores, los académicos internacionales y los laboratorios de reflexión e investigación.
La cantidad de alumnos que se reciben y presentan su Tesis ha incrementado fuertemente, como resultado de este trabajo en comunidad. En el año 2010, el 95% de los alumnos que estudiaron presentaron su tesis. Si bien, bajó un poco, en lo general estamos en más del 60% de los estudiantes que defienden la tesis.
Para finalizar, reveló: "La USAL es el lugar que me permitió en todo momento poner en práctica todo lo que aprendí y en la cual sigo aprendiendo día a día de mis colegas, y en especial de mis alumnos". Indicó que cada proyecto que traía a las oficinas era diferente, y que no se había hecho antes. Pero que la Decana de la Facultad, Dra. Gabriela Renault, siempre le dijo "adelante, sin ella todo esto no hubiese sido posible. La Universidad del Salvador me permitió desarrollar todos los conceptos, las investigaciones, doctorados, la maestría y la relación con la Sociedad Psicoanalítica", confesó.
Al concluir la entrevista se le consultó: ¿si tuviera en frente a toda la Comunidad Académica de la USAL, profesores y alumnos, antiguos, actuales y futuros… qué mensaje les dejaría? Fue allí que nos relató que durante su Doctorado en la USAL realizó una investigación sobre el amor en el cristianismo. "Entiendo que la USAL encarna ese amor, respecto y espiritualidad que brega la cultura judeocristiana, manifestado en el contacto diario con la gente, eso es lo que yo vivo y que tienen que preservarlo. Es el modo en que se vive dentro de la USAL, el modo en que se pertenece, el modelo de la Comunidad Académica".
Por Rocio May, estudiante de Periodismo de la USAL en el marco de las prácticas educativas de capacitación y Mariana Bonelli, Secretaría de Prensa de la USAL.
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