“El buen periodismo en un mundo complejo e interconectado es más necesario que nunca”
Belén Etchenique es redactora en la Sección Sociedad del “Diario Clarín” y fue galardonada con el premio Accenture, reconocimiento al trabajo periodístico como factor clave de la economía. La graduada de la Licenciatura en Periodismo de la Universidad del Salvador nos cuenta sobre su historia, el presente y futuro de la profesión.
Recuerda que en su casa era habitual la lectura. Ella imitaba a sus padres mientras leían casi como un juego. "Elegía los libros más grandes y pesados, de tapa dura y celeste”, detalla. Llena de preguntas tal vez demasiado profundas para una niña de primer grado pensaba: ¿Por qué llueve? ¿Cómo crece una planta? ¿Por qué gira el tambor de un lavarropas?
La curiosidad siempre la acompañó y a los once años supo que quería ser periodista: No sé cómo ni cuándo lo decidí, pero la idea me debe haber gustado tanto que la escribí en un cuaderno que todavía tengo. Con cursiva puse "periodista" junto al nombre de un programa de radio que imaginaba que haría.
En quinto año de la secundaria empezó a buscar lugares dónde estudiar, asegura. Consultó en la UBA, en TEA y en la USAL. Eligió a la USAL porque ofrecía una instrucción universitaria focalizada en su interés: el periodismo. En la UBA la carrera era Ciencias de la Comunicación y el periodismo, una orientación. Y en TEA la propuesta era terciaria y yo buscaba una formación universitaria, aclara.
¿Qué herramientas creés que aportó la USAL a tu formación?
Miradas críticas y multidisciplinarias al encarar los temas, dinámicas de trabajo en equipo y conocimiento práctico para escribir una noticia.
Recuerdo las clases de periodismo internacional de Rodrigo Lloret. Su exigencia en el aula me sirvió mucho al momento de trabajar dentro de una redacción.
¿Qué es lo que más disfrutás de tu profesión?
Conocer vidas completamente opuestas a la mía.
¿Cuál considerás que ha sido el trabajo periodístico más significativo hasta el momento?
Hasta el momento el caso Puccio ha sido muy significativo para mí.
En 2014, me propuse hacer un trabajo de archivo de los grandes crímenes argentinos. No tenía claro a dónde me iba a llevar esa idea, que no era innovadora ni original, pero quería saber cómo se habían cubierto esos casos: qué se había dicho y escrito. Estaba segura de que, de mínima, iba a aprender.
Empecé con el "clan Puccio": una familia tradicional de San Isidro que había hecho un negocio -una pyme- del secuestro y asesinato de personas.
Primero busqué la causa en el archivo de los Tribunales de la calle Lavalle, en la Ciudad de Buenos Aires. Otra parte está -o al menos en ese momento estaba- en el Departamento Judicial de San Isidro. Los cuerpos que había en la Ciudad no estaban archivados, eso me llamó la atención porque los secuestros y asesinatos de los Puccio habían ocurrido a mediados de los 80.
Sin tener mucha idea, pedí una autorización para ver la causa. Después de un mes, me permitieron leerla. Hasta ese momento no tenía nada, no existía una nota, pero estaba contenta. Había aprendido a hacer un pedido formal de acceso a una información que me interesaba.
Durante meses fui a los tribunales de Lavalle a leer la causa y un día me di cuenta que en el último cuerpo, en la última página, había una información que ningún otro periodista conocía: uno de los Puccio había quedado libre de tanto estar prófugo.
Recién después de intentar localizar a esta persona y de hablar con varios involucrados en el caso, informé a un editor del diario. En julio de 2014 se publicó el texto en Clarín.
¿Cómo ves el futuro del periodismo?
El buen periodismo, en un mundo cada vez más complejo e interconectado, con contenidos falsos y volúmenes inmensos de datos, es más necesario que nunca. Pero en la mayoría de los medios de comunicación cada vez hay menos tiempo y menos rigurosidad. Se apuesta a contenidos efímeros y repetidos. Al mismo tiempo conozco grandes profesionales que se siguen formando para hacer un periodismo profundo y respetuoso con la audiencia.
Cada vez que siento incertidumbre respecto al futuro del periodismo, releo un texto. Se llama "Dejar morir". Lo escribió la periodista y escritora argentina Leila Guerriero en la revista “Sábado”, del diario “El Mercurio”, de Chile:
"Es posible que el periodismo cambie. Que los medios cambien. Que los soportes cambien. Es posible que los periódicos desistan de ser lo que alguna vez fueron: una forma de entender el mundo. Es posible que se transformen en deliverys de morbo, que les dé lo mismo fabricar noticias que refrigeradores. Es posible que eso que llamamos periodismo cambie hasta un punto tal que ya no sea lo que fue. Pero la pregunta no es si el periodismo va a cambiar. La pregunta es si vamos a dejar que eso nos cambie a nosotros. ¿Dejarían morir, sin intentarlo todo, a alguien a quien quisieron mucho? ¿Dirían «no importa, porque yo ya tomé lo que había que tomar»? Dejar morir, o hacer alguna cosa. Mírense: lo que elijan será lo que son".
¿Qué representó para vos el premio Accenture?
Representa un estímulo para seguir haciendo periodismo en profundidad y en equipo.
¿Algunas recomendaciones que te gustaría compartir con los alumnos de USAL?
Lean, miren películas y series, escuchen podcast, aprendan a trabajar en equipo, consuman cultura, analicen los contenidos que les gustan, traten de entender qué de esos contenidos les gusta. Entrenen su mirada para analizar lo que los rodea y poder contarlo de la manera mejor. Sean honestos y no alteren los hechos. Hacemos periodismo, no ficción.
Sigan capacitándose. No tengan miedo. No se dejen explotar. Hay días difíciles y muy frustrantes, pero respeten -si así lo sienten- la pasión por contar historias.
Sobre sus proyectos a futuro, Belén concluye: "mi mayor interés es seguir buscando y contando historias".
Recuadro
En el pasado mes de noviembre Belén Etchenique junto a otras periodistas: Sol Tiscornia, Agustina Heb y Aldana Sanders reciben el premio ACCENTURE 2020 por su trabajo periodístico publicado en el diario Clarín. La investigación trató sobre cómo el pueblo cordobés, Ticino, sobrevivió a un corte generalizado de luz de alcance nacional gracias al procesamiento e industrialización de la cáscara de maní para generar energía.
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