Educación, pan y trabajo
En las últimas semanas el Episcopado argentino emitió dos pronunciamientos. El primero fue publicado por la Comisión Episcopal de Educación mediante el cual ratificó la prioridad que debe prestarse a la educación en la actual coyuntura sociopolítica del país. Para contribuir a ello, se propone establecer un Pacto Educativo Argentino. Dicha propuesta es un modo de concretar en nuestro país el Pacto Educativo Global que el Papa Francisco lanzó en septiembre de 2019, para constituir una alianza en vista a una transformación cultural profunda e integral en la educación.
Los obispos que integran la Comisión proponen establecer un espacio donde puedan reunirse todos los que sostienen que la obra educativa merece el mejor de los esfuerzos para encontrar caminos de consenso y compromiso para una planificación de la educación a largo plazo. Para contribuir a ello detallan un eventual cronograma, entre octubre de 2022 y mayo de 2023, en el que confluyan círculos de discusión de diversos sectores y actores: docentes de los diversos niveles; ministros de educación y funcionarios del área educativa; diputados y senadores de las comisiones de educación; representantes del ámbito académico, de los trabajadores, de empresarios, de organizaciones de la sociedad civil, de otras confesiones religiosas, de instituciones educativas tanto de la gestión estatal como privada. El objetivo es brindar un documento conclusivo a los candidatos a las elecciones de 2023.
El otro texto que dio a conocer el Episcopado recientemente fue a través de su Comisión Ejecutiva, con ocasión de celebrarse la fiesta de San Cayetano, titulado: Paz, pan y trabajo. Se refieren así a tres bienes que incluyen otros muchos bienes. Principalmente, “el pan que alimenta nuestra vida y que diariamente se hace más inalcanzable a causa de la inflación asfixiante que padecemos y que genera miseria". Situación que se constata –añaden– “en la cantidad creciente de hermanos y hermanas que se acercan cotidianamente a los comedores, en los adultos mayores que no pueden comprar sus medicamentos, en las familias cuyos ingresos son cada vez más insignificantes”.
Al respecto, reclaman "soluciones honestas" que prescindan del uso clientelar de la necesidad de la gente, pues “no es posible morirse de hambre en esta tierra bendita del pan. El pan que se pide para todos, el que se logra con el propio trabajo, es un clamor de justicia”.
También –según los obispos– hay otro pan que falta en Argentina: “el pan de la fraternidad”, en una sociedad agrietada y enfrentada que impide generar “soluciones honestas y realistas que prescindan del uso clientelar de la necesidad de la gente”.
Eloy Mealla
Seminario Permanente Pedagogía Ignaciana
Vicerrectorado de Formación
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