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Mártires ayer y hoy

El próximo 2 de julio de 2022 el misionero jesuita Juan Antonio Solinas será proclamado Beato–un paso anterior a la declaración de santidad– junto con el Presbítero Pedro Ortiz de Zárate en la diócesis de Orán, Salta.
 
El R.P. Juan Solinas S.J., nacido en Cerdeña, fue enviado a América, desempeñándose en las misiones guaraníes y luego en la zona del Zenta –actual Orán, Salta– donde fue martirizado.  De él se decía que “era ayuda para los pobres, a los que proveía sustento y vestido; médico para los enfermos, que curaba con gran delicadeza; y universal remedio de todos los males del cuerpo. Por esto los indios lo veneraban con afecto de hijos”. Sin embargo, otros grupos, al parecer azuzados por hechiceros de sus clanes, asediaron a los misioneros, y a todos sus acompañantes, y los mataron el 27 de octubre de 1683.

Una situación similar, aunque un poco más conocida, les sucedió a los llamados Mártires Rioplatenses, los también jesuitas: Roque González, Alonso Rodriguez y Juan del Castillo que actuaron en las célebres Reducciones de nuestra Mesopotamia y en el Paraguay. El que más se destacó de los tres fue Roque González. Nacido en 1576, fue el fundador de Yapeyú, Encarnación (donde hoy está Posadas), Concepción (en Corrientes) y Santa Ana (luego Itatí). Estas realizaciones eran tan solo parte de un plan más vasto. En efecto, los misioneros a la par que transmitieron a los indios la fe cristiana, buscaron agruparlos en comunas con sus propias autoridades y organización. Contribuyeron así eficazmente a su desarrollo y defensa frente a la voracidad de los encomenderos.

Al respecto el Padre Roque escribía: "No es de ayer sino muy antiguo a esos encomenderos y soldados quejarse contra la Compañía (de Jesús) por volver por los indios y por la justicia que tienen de ser libres. Y estos debates crecieron más después que los de la Compañía, como vasallos de Su Majestad, apoyaron lo que justísimamente mandó por su Visitador, que los indios fuesen libres de servidumbre". 

De todos modos, la única dificultad no estuvo en los encomenderos, pues también debieron enfrentar la oposición tenaz de algunos líderes indígenas. Fue así que el 15 de noviembre de 1628 mataron a Roque y a Alonso, en un pueblo que había sido comenzado dos semanas antes. El 17 hicieron lo mismo con Juan del Castillo. 

Estos acontecimientos que parecen del pasado lejano, lamentablemente se reiteran bajo distintas formas en el presente. Eso es lo que declara la Organización Internacional Open Doors que en un reciente informe aborda la situación de la libertad religiosa en 50 países, entre el 1 de octubre de 2020 al 30 de septiembre de 2021, donde se indica que 5.898 cristianos fueron asesinados. Además, 6.175 cristianos fueron detenidos y 5.110 templos sufrieron ataques.

Dos casos lamentables de estos días ejemplifican y confirman estos datos. Nos referimos al ataque al templo de la parroquia de San Francisco Javier, en Owo, sur de Nigeria, el 5 de junio de este año, que causó la muerte de al menos cuarenta personas y numerosos heridos. Y cerrando esta nota se conoció el 20 de junio de 2022 el asesinato de los padres jesuitas Javier Campos SJ y Joaquín Mora SJ en Tarahumara, México, cuando intentaban defender a un hombre que buscaba refugio en la iglesia y que era perseguido por una persona armada.

Estos y otros sucesos es una ocasión para denunciar que hoy la libertad religiosa es violada en muchos lugares, sea de maneras brutales y evidentes, o también sutiles y ocultas. Se trata de defender la libertad de practicar las propias creencias tanto en privado como en público, reconocida en la Declaración Universal de Derechos Humanos, con la misma fuerza con la que se resguardan otros derechos. 


Eloy Mealla
Seminario Permanente Pedagogía Ignaciana
Vicerrectorado de Formación
Universidad del Salvador 

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